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jueves, 20 de diciembre de 2012

Hoy soñé


Hoy soñé con él... Aunque no tenía cara. Eran simplemente unos brazos que me abrazaban. Unas miradas sostenidas al límite de mi agonía, que me tranquilizaban.

Daría lo que fuera por no tener el alma herida. Mas no hay un momento que no recuerde, no hay un solo día que no piense dónde se quedó ese alma de niña.

Hoy soñé que me arropaban, que me basaban dulcemente y dulces mis sueños encontraba. Qué recuerdos infantiles, qué añoranzas arrancadas.

Hoy soñé que le tenía. Y que no había obstáculos ni recovecos, errores o frustraciones incomprendidas… Ilusiones rotas que se llevaron los recuerdos, los deseos, las llamas encendidas.




Y encontraba lo que añoraba: Una explosión de emociones con solo una mirada de cariño. Un enamorarse de situaciones y recuerdos y no de alguien o algo físico. Mi mirada nunca ha pretendido mas que otra mirada que le acompañe en el camino. Mi mano, una mano amiga, tendida, y mi hombro otro hombro que soportar el sacrificio. 

Un ápice de comprensión en un mundo indiferente a los vivos, una mirada de ternura en un mundo yerto y frío. 

viernes, 14 de diciembre de 2012

Felicidades, papá.


No podría pensar en todo lo que he conseguido, si no fuera al lado de dos personas. Y una de ellas, por supuesto, es mi padre.  Gran parte de lo que soy se lo debo a él. A sus enseñanzas, a su forma de mostrarme el camino. A sus lecciones y a sus charlas. A su forma de quererme y darme alas.

No cualquier padre hubiera hecho frente a lo que tuvo que hacer él al tenerme. Y él, sin embargo, lo hizo. Y nunca podré agradecerle totalmente esa decisión de seguir conmigo. De seguir a mi lado y luchar por mí, por darme un futuro, una vida, por luchar por un sueño que día a día, se hace realidad.

Por seguir luchando día a día por su familia. Por nosotras. Por que sigamos siendo uno pese a cualquier adversidad. Por su manera humilde y silenciosa de decirnos que nos quiere con locura. Más allá incluso de lo que podamos imaginar.

Eres la responsabilidad en persona. La entereza,  la ayuda y el darse a los demás. Todo eso lo he aprendido de ti. El altruismo personificado, no hay más. Me has enseñado grandes lecciones de vida con tus palabras, papá, pero con tus actos  me has enseñado más.

Eres también el genio y la seriedad. Pero tus ojos delatan la emoción que contienen. Siempre estaré enamorada de esos ojos azules, papa, que lejos o cerca, allá donde vaya, siempre estarán.

Nunca voy  a olvidar mis momentos contigo siendo pequeña. Todo lo que has hecho por mí.. Todos los juegos, pasando casi tardes muertas. Todas las veces que, cuando te ibas a trabajar, te despedí. Todos los viajes a Madrid, yo durmiendo en el asiento de atrás. Todos los papeleos, todo el "trajín"... Todas las sonrisas que me regalaste y cómo me hacías sonreir.

Estoy llorando como tonta escribiendo estas palabras porque ahora mismo no puedo tenerte. Me gustaría poder darte un abrazo por tu cumpleaños,  y decirte todas esas cosas que la distancia, los enfados y el orgullo a veces no me permiten decir.

Pero sabes que te quiero,  y que siempre te querré. Que el amor no se disuelve por mucho cemento que le eches, por mucho sufrimiento o muchas vueltas que de la vida. Por mucho que se separen los caminos, de una u otra forma, más allá de la vida y de la muerte, te querré.

Nunca voy a olvidar tu sonrisa, papá. Y de hecho me gustaría más seguir viéndote sonreír. No dejes de hacerlo nunca, aunque sea por esas niñas, que aprendieron a sonreir gracias a tí.



Eres la tabla de madera a la cual, cuando mi marea crece, me quiero agarrar.

Y me querré agarrar siempre.

Te quiero, papá.

Sueños


Dejaría todo a un lado por volverte a ver. Por sonreir tan solo con rozar tu piel. Por mirar tus ojos claros, abrazarte, besar esos labios que me arden, que me saben a dulce miel.

Sueño con volver de nuevo al lugar donde nos encontramos. Al lago incierto de los llantos, de los recuerdos, de los besos alados.

De las caricias y de los recuerdos. Esos recuerdos que me pesan tanto.

Sobre todo porque no los vi. Porque no los tuve a mi lado.  Recuerdos que a mi pesar quedarán agazapados. Perdidos, inertes… entre mi consciente y mi inconsciente, buscando salir  a flote en un mundo que no es, que no quiere encontrarlos.

Sueños de almohada por la noche, risas en los recuerdos, y con las fotos, llantos.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Nos merecemos ser feliz

Acabo de recibir una llamada de una persona muy especial. Uno de los mejores amigos que se pueda tener, casi un hermano. Quise dedicarle una entrada hace tiempo ya, pero no tuve ocasión. Ahora sus palabras me han hecho reflexionar. Ha llegado el momento de dedicársela.

"No te cierres. Nos merecemos ser feliz". Corto, breve, intenso. Apenas unas palabras que me han llegado al corazón. Qué razón llevas, Fran.


Nos cerramos. Claro que nos cerramos. Constantemente, además. Por miedo, por inseguridad, por orgullo... mil cosas pueden aparecer en nuestra mente en un solo segundo: Miedo al rechazo, a quedar mal, a sentir demasiado, a sufrir, miedo al exceso de responsabilidad, ansiedad por no saber qué camino escoger,  por perder, corazas de orgullo para salvaguardar nuestra sensibilidad... Enfin.


Con ello no conseguimos mas que perder oportunidades de ser feliz. Poco a poco, va pasando nuestra vida y si echamos la vista atrás podemos ver cuántas ocasiones hemos perdido por no decidirnos a actuar. Por no dejar el miedo a un lado. Por no saber apartar el orgullo cuando era necesario.


Merecemos ser feliz. Joder, claro que sí. Merecemos esas sonrisas que otra persona nos puede regalar. Merecemos esa satisfacción que sólo haciendo lo que enteramente nos llena, podemos sentir. ¿Por qué negárnosla? Luego echamos la culpa a los demás, cuando somos nosotros los primeros que nos ponemos límites, que nos negamos la oportunidad a sonreír.



Adversidades. Claro que habrá adversidades. Claro que la vida es difícil, dura a veces, injusta e irónicamente cruel. Pero nosotros podemos elegir cómo afrontarlo, qué camino escoger. Centrarnos en lo malo que nos ocurre o mirar alternativas para salir a flote,  coger una mano amiga o luchar por aquello en lo que creemos, con lo que podemos ser feliz. Porque podemos, claro que podemos. Porque somos fuertes y sólo tenemos que saberlo.

Que por miedo a sufrir y por orgullo nos negamos lo que nos merecemos. Nos negamos a intentarlo. Y nos lo merecemos, y mucho. La vida es un continuo de oportunidades que podemos escoger. Podemos tener lo que queremos, si luchamos por ello.



Que ni el miedo ni el orgullo nos impida nunca hacer nada. Todo puede pasar, ¿quién nos dice que no? No seamos nosotros mismos los que nos cerremos.

Gracias por tus palabras, Fran.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Caballo de Troya


Imágenes prohibidas que se acomodan en mi almohada. En mi pecho y en mi vientre, en mi cama salada. Pensamientos intensos, y a la vez etéreos y sinuosos. ¿Por qué me buscan, con la luz apagada?

Quimeras desorbitadas, carentes de sentido que buscan fugaces, una sombra que iluminar, que recoger del atisbo del miedo y el resentimiento, del sopor y del olvido. Que buscan una forma de amar.

Sueños e ilusiones que llaman a la puerta, incesantes, pidiendo el cobijo de un alma que les quiere salvaguardar. ¿Por qué, en esta noche oscura, llaman? ¿No se podían esperar?

Corazones que no atienden a razones y razones que no cederán jamás. Batalla incesante entre día y noche, calor y frío. Compañía y soledad.

Autoengaños ilusorios. Eso es, falsa felicidad.  Imágenes carentes de sentido, pero que al final mi corazón se ganarán.

Batalla incesante entre sentimiento y razón. Perdón y olvido.

El caballo de Troya que siempre arderá.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Pequeños consejos para la vida :)


Quiero compartir con vosotros frases de un vídeo llamado "Sunscreen", en las que da pequeños consejos que te sirven para reflexionar, y para relativizar un poco nuestra vida. Cada uno, que saque las conclusiones que sean oportunas según su experiencia :). 
¡Espero que os guste!

Señoras y Señores, usen protector solar. Si pudiera darles un consejo para el futuro, sería éste.  Los científicos han comprobado  los beneficios a largo plazo de esto, mientras que los consejos que les voy a dar no tienen base empírica, simplemente, mi propia experiencia…

He aquí mis consejos:

Disfruta de la belleza y fuerza de tu juventud. No me hagas caso, nunca entenderás la fuerza y belleza de tu juventud hasta que te hayas marchitado. Pero créeme, dentro de 20 años cuando en fotos te veas a ti mismo, comprenderás, de una forma que no puedes comprender ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad. No estás tan gordo como te imaginas.

No te preocupes por el futuro. O preocúpate, sabiendo que preocuparse es tan efectivo como intentar resolver una ecuación de álgebra masticando chicle. Lo que sí es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de esos que te sorprenden a las cuatro de la tarde de un martes cualquiera.

Todos los días haz algo a lo que temas. Canta. No juegues con los sentimientos de los demás y no toleres que la gente juegue con los tuyos. Relájate. No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana y a veces se pierde. La competencia es larga y al final, sólo compites contra ti mismo.

Recuerda los elogios que recibas Olvida los insultos (peros si consigues hacerlo, dime cómo). Guarda todas las cartas de amor. Raja los antiguos extractos bancarios.  Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres en la vida.  Las personas más interesantes que he conocido no sabían qué hacer con su vida cuando tenían 22 años.  Es más, algunas de las personas más importantes que conozco no lo saben aún con 40. Toma mucho calcio. Cuida tus rodillas. Sentirás la falta que te hacen cuando te fallen.

Quizás te cases. Quizás no. Quizás tengas hijos, quizás no. Quizás te divorcies a los 40 o quizás bailes un vals en tu  75 aniversario de bodas… Hagas lo que hagas, no te critiques ni te enorgullezcas demasiado. Siempre optarás por una cosa u otra, como todos los demás.

Disfruta tu cuerpo, aprovéchalo de todas las formas que puedas. No tengas miedo ni te preocupes de lo que piensen los demás. Porque es el mejor instrumento que tendrás jamás.

Baila. Aunque tengas que hacerlo en el salón de tu casa. Lee las instrucciones aunque no las sigas.  NO leas revistas de belleza,  que para lo único que sirven es para hacerte sentir feo

Hermano y hermana, juntos lo lograremos. Algún día un espíritu vendrá y te llevará hasta el final. Yo sé que te han hecho daño, pero estaré ahí esperando por tí, y estaré ahí sólo para ayudarte cada vez que pueda hacerlo

Aprende a entender a tus padres, será tarde cuando ellos ya no estén. Llévate bien con tus hermanos, son tu mejor vínculo con tu pasado… y probablemente serán ellos quienes te acompañen en el futuro.

Entiende que  los amigos vienen y van, pero hay un puñado de ellos que debes conservar con mucho cariño. Esfuérzate en no desvincularte de algunos lugares y costumbres, porque cuanto más pase el tiempo más necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven.

Vive en una ciudad alguna vez, pero múdate antes de que te endurezcas. Vive en el campo alguna vez, pero múdate antes de que te ablandes. Viaja.

Acepta algunas verdades ineludibles: Los precios siempre subirán, los políticos siempre mentirán,  y tú también envejecerás. Y cuando seas viejo, añorarás los tiempos en los que eras joven. Los precios eran aceptables, los políticos eran honestos… y los niños respetaban a los mayores. Respeta a los mayores.
No esperes que nadie te mantenga. Quizás recibas una herencia, tal vez te cases con alguien rico, pero nunca sabrás cuánto durará.  No te hagas demasiadas cosas en el pelo, porque cuando tengas cuarenta aparentará ser de alguien de 85.

Sé cauto con los consejos que recibas, y ten paciencia con quien te los da, los consejos son una forma de nostalgia. Dar consejos es una forma de sacar el pasado de la caja de basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo, dándole más valor del que tenía. 



Pero créeme, en lo del protector solar.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Pequeñas reflexiones de esta vida

Aquí estoy, de nuevo, frente al ordenador. Hacía tiempo que no escríbía y me apetecía hacerlo. Además, no será por que no han pasado cosas estos últimos días para ello. Pero me daba miedo. Es curioso cómo a veces nos aterra enfrentarnos a nuestros propios pensamientos. O a nuestros sentimientos.

Creo que la vida es un continuo aprendizaje. Aprendes y te levantas. Caes de nuevo, y vuelves a aprender. Tropezarás mil veces con la misma piedra y, si se te olvida sortearla alguna vez, la vida se encargará de devolvértela. Hasta que la aprendas a saltar. O vuelvas a caer.


Miras atrás y te das cuenta de todos los aprendizajes de tu ser. Desde que naciste, lo que te ha ido enseñando tu camino, y las personas que estuvieron en él. Las ilusiones que cayeron, las promesas que se rompieron. Las palabras que se desvanecieron. Las frases bonitas que no fueron acompañadas de un hecho. Ese "te echo de menos", y que no hicieran nada por volverte a ver.  Ese "te quiero" pero "no puede ser". Esos enfados sin argumentos que provocaron muros y trechos entre personas que realmente no se querían enfadar, y que ahora se echan de menos. Esos orgullos mal justificados que ganaron a la amistad, al amor o a simplemente la generosidad. Esas barreras que hemos aprendido a crear a nuestro alrededor, aislándonos del mundo. para vivir "en paz".


Y echas la vista atrás, y te das cuenta de que la gente se va. Y de que algunos no volvieron. Queda sólo el amor y los abrazos que te dieron. Los besos. A veces la distancia física o sentimental hace que se pierda todo eso. Entonces, ¿qué queda de esas personas, que un día fueron importantes para tí?


Muchas veces planeamos en nuestra mente conversaciones que no llevaremos a cabo. Quizás por miedo. Quizás por temor a que nos hagan daño. A veces nos quedamos quietos, por miedo tal vez a dar un paso en falso. A cometer una estupidez, a que todo acabe mal o a sentirnos defraudados. No disfrutamos de la vida y andamos esperando algo abstracto, indeciso, a veces en vano. Sin caer en la cuenta que el Destino no va a venir a servirnos, que tenemos que ser nosotros quienes lo construyamos.


Todas esas cosas que un día quisiste hacer, y no hiciste. Todas esas aventuras locas que quedaron en un cajón de tu recuerdo, olvidado. Esas palabras atrevidas, o cariñosas, que podían haber evitado tantas cosas. Esas miradas que se escondieron para que no se cruzaran con otras.... Esos abrazos que nos aguantamos. Esas ganas de descolgar el teléfono y llamar a la persona que nos vuelve loca. O al amigo de toda la vida. A tu madre o a tu padre. Da igual. Todas esas acciones que hicimos, o no hicimos, y nos hicieron perder experiencias y personas.



           La vida es un continuo aprendizaje, y yo he aprendido que puedes llegar a  arrepentirte de lo que haces, pero te arrepientes mucho más de lo que queda sin hacer. Que en la vida hay que arriesgarse y que no te lleva a nada un "no sé". Que las cosas se esfuman, los trenes pasan y lo coges o no lo coges, pero no va a retroceder. Que el esfuerzo da pereza, pero siempre tienes recompensa. Que no se puede ser débil y hay que pensar en uno mismo, forrar tu corazón para que no puedan pisotearlo a su gusto. Pero que también hay que dejar un margen de flexibilidad, si de alguna manera quieres seguir siendo humano y que alguien pueda penetrar en él. Que los sueños nos alimentan pero no podemos vivir en ellos, siempre hemos de tener la cabeza donde los pies. Pero que sin la esperanza el corazón muere, y eso es lo último que debemos perder.

Que no quiero mirar atrás y arrepentirme de las palabras que no dije o los besos que no dí. Aunque fuera peligroso, aunque me pudiera el orgullo o aunque todo estuviera en contra. Porque era lo que sentí. Y nunca me hubiera perdonado no haberlo hecho. Perdiera o ganara; aprendí.



Que la vida está para vivirla y esta es la forma en la que quiero vivir. 


Y no me arrepiento de lo hecho.





jueves, 25 de octubre de 2012

Echaré de menos


Echaré de menos volverte a ver. Alzar la cabeza, mirar tus ojos verdes, y sonreírte. 

Dejar escapar risas tímidas cuando rozas mi piel, o cuando pasas por mi lado.  Algo que parece insignificante, pero que no es en vano. Echaré de menos tu sonrisa y tu melancolía. Tus suspiros al aire y  tus miradas a ningún lugar.  Echaré de menos el amor sin nombre que proclamaste. Y tu amistad.

Echaré de menos los paseos que nunca dimos, las tardes acurrucados que no pasamos. Las películas con palomitas, las emociones y los llantos.  Echaré de menos todo eso que soñé y que no ha pasado. Eso que quedó en algún lugar, entre mi recuerdo y mi ilusión, perdido, en mi cerebro, agazapado.

Echaré de menos el beso tras aquella despedida, marchita, escueta y sombría, que  separó nuestros pasos. Quizás no estábamos hechos el uno para el otro. O quizás se perdió todo por egoísmos mal argumentados. Tal vez sólo no era nuestro momento, y morirá ese amor, esperando.

jueves, 18 de octubre de 2012

Como peces de agua dulce


Un café no dice nada, pero esas miradas furtivas se escapaban, esos suspiros al aire mandados a los besos que dimos a nadie, se buscaban.  Yo lo sabía. Y tú lo sabes.

Los kilómetros se desvanecieron y dejaron paso a los abrazos y las sonrisas. Los paseos y las miradas. Los recuerdos.  Las risas.

Nuestras vidas paralelas se surcaron en silencio.  Nuestro cariño creció por momentos y nuestras vidas, más unidas y entrelazadas, calladas en silencios, en amistades fingidas y en pequeños y escondidos sueños. Suspiros en las fotos y sonrisas en los recuerdos.

Y al final, como peces ansiosos de beber vida, se rozaron nuestros labios cual elixir deseoso. Anhelantes de la fragancia de los besos, de las caricias, porque un cuerpo necesitaba  del otro. El tiempo que perdimos lo recuperamos por momentos,  y nuestros besos parecía que quedaban sin aliento. Los abrazos dieron paso a la ternura y el calor de tu cuerpo, a tus gestos dulces y sinuosos, a nuestra respiración, jadeante. Y a nuestra mirada, que hablaba en silencio.

Y  no obstante, al abrazarte, sé que aquí acaba el cuento. Nuestras vidas seguirán paralelas pues somos peces de distinto cuenco. Somos peces de agua dulce nadando en un mar muerto. Que encontraron en las sábanas un mar de agua salada, donde nadar, juntos, sin importar el viento.

Y finalmente  quedará el olor a aquellas rosas que me recordará  la primavera de esa noche, cuando se encontraron nuestros besos y hablaron las miradas que habían permanecido calladas durante tanto tiempo. Cuando dos peces de agua dulce se encontraron en sábanas saladas,  que quedarán en el recuerdo.

lunes, 8 de octubre de 2012

Te fuiste


Te fuiste, con esa sonrisa que acompañaba mis noches, con esas caricias que dibujaste en mi cuerpo, con ese ciclón de sensaciones, con ese ciclón de sentimientos. Te fuiste, y  me robaste tus ojos, y tu mirada. Esa que abrasaba con sólo cruzarla. Con solo mirarla desde lejos. Esa mirada que calaba tan hondo que hasta me enamoraba.

Esa  mirada que ahora sólo queda en mi pensamiento.

Te fuiste, y me alejaste de tus besos, que quedaron flotando en un olvido sin nombre, y los busco en los rostros de otra joven, de otros labios, de otros sueños. Te fuiste, y te llevaste las quimeras de mis noches, el calor de mi cama, que aún pregunta por tu nombre. Por los rizos de un cabello que antes surcaba mi almohada y que ahora no encuentra dónde.

Y aún recuerdo tus pasos perdiéndose en el firmamento, y yo llamándote a voces, gritando tu nombre, surcado en llantos. En lágrimas rotas y de quebranto, buscando a la desesperada encontrar la manera de no dejarte ir… Aún la busco, y por eso canto.

Te fuiste,  y me dejaste encadenado a tu recuerdo, a unos besos de otro cuerpo, a unas caricias sin nombre y unos labios que no bebo. Y  tu mirada aún quedó en el firmamento, flotando en las nubes de mi pensamiento, imaginando que volveremos a encontrarnos y que podré darte todo aquello que te debo. 

Y esa mirada... que ahora sólo queda en mi pensamiento.

jueves, 4 de octubre de 2012

Recuerdo a mis niños del Hospital

Algo en mi pecho me oprime, y esta vez no son los pulmones. Es el recuerdo de niños y adolescentes que estuvieron en mi vida y que ahora, físicamente, ya no están. El Domingo los ví.  A todos ellos. Reflejados en las miradas de esos niños inocentes, que nos miraban con una sonrisa, con sus pijamas de hospital. Ví a Yashin, a Patricia, a Dani, a Vanesa, a Carlota, a Javi, a  José Manuel, a Azahara, a Ruth, a Cristina, a Juan… y a muchos más, cuyos nombres no sé. Cómo me acuerdo de ellos.

Muchos ya no están. Niños de 14, o de 3 años, que se fueron. Chicas a punto de entrar a la universidad. Vidas que se apagaron cuando apenas empezaban a echar a andar. Caminos truncados. Sueños que se desvanecieron.


Lloro. De tristeza por haberlos perdido. Pero también de felicidad por haberlos conocido. No todos se han ido, algunos han superado su enfermedad, y a sí mismos. Y son felices. Y miran atrás con orgullo, y con una sonrisa puesta en sus labios, y en sus ojos. Y también en los míos. Todos, los que están y los que no, me enseñaron mucho. Mucho. Mucho más de lo que se pueda aprender en un aula, en unas lecciones que aprendes para no recordarlas más. Me enseñaron lecciones de la vida. Lecciones que no se borrarán jamás. Me enseñaron la valentía, el entusiasmo, la ilusión, la amistad.


A veces pensamos que nuestras vidas son duras. Pero no nos damos cuenta de lo que puede cambiar nuestra existencia si nos detectan una enfermedad.  El cáncer. La Quimio. La anorexia. Un tumor cerebral… Ellos lo supieron.


Sillas de ruedas, vías, agujas, pastillas, pijamas azules que nos quedaban grandes a todos… Tardes de llantos y vómitos, noches inaguantables, gritos de angustia, de verdadero dolor. Físico y emocional. Caras tristes, ojos cansados… Pero siempre tenían ganas de jugar. Siempre teníamos ganas de sonreir, juntos, de salir a hablar. De cantar y hacer talleres, de pasarlo bien, aunque fuera en el hospital. Me contagiaron de su entusiasmo, de su vitalidad. De sus sueños y de sus ilusiones. De sus ganas de luchar. Estaban llenos de vida.  Me devolvieron el gusto por la muchas cosas que había olvidado a amar.


A Patricia, mi “hermana” mayor, se lo debo. Ahora estoy haciendo una carrera, lo que ella siempre quiso hacer, y me esforzaré por todo el esfuerzo que siempre me demostró ella. Por esas ganas incansables que tenía. Porque nunca la ví llorar. Porque SIEMPRE estaba con una sonrisa. Porque es así como la recuerdo, y con lo que siempre me quedaré.


De Javi me quedo por supuesto, la guitarra. Y las risas, y las charlas. Y las carreras en sillas de ruedas, a lo “4ºplanta”. Los “botellones” de suero y las enfermeras enfadadas. Las sonrisas que aún debe estar repartiendo en su pueblo. Y su ejemplo de lucha y superación. Fue y sigue siendo un ejemplo en el cual mirarme cuando quiera tirar la toalla. Porque él lo consiguió. Plantó la cara al cáncer, a la quimio, a su pierna amputada, y ganó.


Por Dani. Por Yashín. Por tantos y tantos niños que batallan día a día, que luchan con sus fuerzas, y las de sus familias. Por los que he conocido, y los que no. Por el ejemplo de vida y de lucha que nos dan. Porque sufren como un adulto, o más,  y sonríen con la inocencia y entusiasmo con la que únicamente un niño puede sonreir. Cosa que a nosotros, se nos ha olvidado.


Yo no dejaré de sonreir nunca. Pese a la lucha. Pese al cansancio. Porque ellos pudieron. Y yo llevo dentro de mí el recuerdo de muchos de ellos.


Que nuestra bandera sea nuestra sonrisa y el amor, nuestro canto.




domingo, 30 de septiembre de 2012

Miradas


La observo desde las sombras, cuando sé que no puede verme.  Mi mirada la busca, y a veces la encuentra, casi inerte. Con la vista fija en el horizonte y la mente en blanco, aparentemente. Pero sé que está ocupada pensando en algún porqué sin nombre.

A veces la sigo. Me guío por sus pasos, pequeños, indecisos, a veces alegres, a veces cansados y decaídos. Me llevan cada día a lugares distintos. Plazas, callejuelas, bares. Todos sitios llenos de gente. Pero sitios vacíos.

Sé que así ella lo siente. Pero no lo dice. Sonríe y sigue adelante.  Ríe. Y yo la sigo.

La observo cuando descansa, cuando deja su mirada en el vacío. Sus ojos rebosan vida y entusiasmo, contagiados de tristeza y cansancio. Lo sé. Lo palpo. Se sienta en la calle, con un helado en la mano, y observa. Y yo la observo a ella en la distancia. Mira a los transeúntes, distraídos. Con sus prisas y sus vidas ocupadas. Con sus ritmos. Y sé que desea ser ellos. Escapar y ser otra persona, alguien distinto. Saborea su helado cual manjar exquisito. Pocos saben el valor de ese bocado.

Se levanta, y se marcha. Se acerca al mirador lentamente, con sus pasos cortos e indecisos, con su sonrisa puesta en la gente, y con sus ojos fijados en el infinito. Se acerca al mirador y observa la ciudad. Cierra los ojos, y la miro. Tan pequeña e insignificante, en una ciudad que no la ha visto nacer, pero que le sirve de cobijo. Se ve tan bella siendo tan frágil. Podría amarla eternamente. Podría amarla hasta quedar extinto.

Se da la vuelta, y se marcha. Con la mirada ausente, con los pasos distraídos. Saborea cada instante aún recordando el infinito....

 Me gustaría saber qué piensan esos grandes ojos fijos.

domingo, 23 de septiembre de 2012

A tí, abuela

"Se marchó, y no volverá. Y su recuerdo permanece como si nunca se hubiera ido. 4 meses, desde que la perdí. Desde que la perdimos. Y ese último adiós aún permanece desvanecido, inmerso en mis pensamientos, sin atreverse a salir. Porque no quiero dejarla. No quiero pensar que ya no está entre nosotros, entre los vivos. Que ya no volveré a verla, ni a saludarla. Que no podré ver su rostro, ni acudir a su casa. Que nunca podrá sonreírme como antes, que no podré abrazarla. Me aferro a su recuerdo pensando que aún está conmigo. Que en el fondo no se ha ido. Que nunca nos ha dejado. El funeral fue de otra persona, de otra familia. Yo era simplemente una tercera, invitada a observar algo que no era mío. Pero si, era ella. Era mi abuela la que había partido.

Y sin embargo aún la recuerdo, y aún pienso en 2, junto con mi abuelo. Aún mi pensamiento no se dirige hacia ella cuán efímera existencia, creyendo, quizás, que aún estoy tiempo de honrarle como siempre se ha merecido. Aún creo que puedo arreglar todo lo sucedido. Que estuvo en mi mano poder haber hecho más. Poder hacer que se fuera con un buen recuerdo mío.

Es en estos momentos cuando te arrepientes del camino escogido, de no prestar en realidad la atención necesaria (y más que necesaria), a tus seres queridos. A los que amas. El sentimiento de encontrarte en una carretera egoísta y solitaria. Y te das cuenta que llegado un momento, sólo quedan recuerdos. Estos recuerdos, estos pensamientos, son los únicos que te acompañan, cuando sus protagonistas ya no pueden hacerlo. Cuando su vida se ha extinguido.No quiero olvidarte, abuela. No quiero sentir que de verdad te has ido. Te pido perdón, por todo. Y te doy gracias por lo que directamente, y también sin pretenderlo, me has ofrecido.De alguna manera, te prometo que seguirás viva en mi pensamiento.Como dijo Neruda; “Mi alma no se contenta con haberla perdido.” "





Quiero publicar esta reflexión, que escribí hace meses por el fallecimiento de mi abuela, el 3 de Agosto del 2011. Quiero dejar un recuerdo hacia ella aquí, en mi blog. Se lo merece.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Recuerdos



El recuerdo es a veces lo único que queda, de algo vacío que en su momento, lo fue todo.

De una persona, de unas circunstancias. De unos momentos que, pese lo que nos pese, sabemos que no van a volver.

Solía ser fácil creer en las personas. Creer en nuestro instinto, en nuestros sentimientos. Solía ser fácil dejarse llevar, creer en uno mismo y en quien tenías al lado. Saltar al abismo. Solía ser fácil creer en el amor. En la bondad o en la esperanza. Incluso en la amistad.

Pero de eso ya hace tiempo. De eso ya sólo quedan pequeñas huellas lejanas, pequeños recuerdos. Pequeñas palabras vacías que te llevan al momento en que dejaste de creer en ello. Y lo ves todo como un cúmulo enmarañado, indefinible, abstracto, de aquello tan vívido que ahora te preguntas si realmente sucedió.

Y finalmente sólo quedará... el recuerdo de unos acordes de guitarra. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Lo que más quiero en la vida

Reflexionando con amigas salió la pregunta de qué es lo que más queremos en nuestra vida. ¿Qué es lo que más anhelo en mi vida?

Quería por encima de todo llegar a la universidad y estudiar Psicología. Lo estoy haciendo. Quería ser capaz de vivir en otra ciudad, fuera, encontrarme a mí misma. Estoy en ello. Quería sobre todas las cosas estudiar el itinerario de Psicología Clínica… ayer me matriculé.

Quería encontrar el amor, y lo encontré, varias veces de hecho (o al menos eso pensé). Ahora ni siquiera creo en él. O al menos en ese amor puro, absoluto y romántico que nos enseñaron. Pero bueno, quien sabe, quizás encuentre a alguien que me haga creer.

Pensando, pensando…  quiero formar una familia. Tener hijos. Me encantan los niños, son mi pasión… Pero mientras, ¿qué?

Quiero acabar la carrera, hacer un post-grado, encontrar un trabajo que me guste y en lo que pueda ser buena ayudando a gente… Pero puedo acabar siendo cajera de un supermercado, si tengo otras cosas que compensan mi felicidad, y no me sentiría fracasada por ello. El futuro es incierto para gente como yo.

No tengo grandes pretensiones más allá de amar lo que hago. Estudiar lo que siempre he querido,  tener amistades verdaderas, querer a mi familia, sentirme libre… poder hacer día a día pequeñas cosas que me hagan feliz. Eso es lo que siempre he querido, y lo que sigo queriendo.

He reído a carcajada limpia, me he emocionado, incluso llorado cuando ha sido necesario. He besado, abrazado, sonreído. He disfrutado como la que más de fiesta y tenido conversaciones trascendentales. He tenido romances, que no han llegado a nada, pero ahí han estado. Estoy viviendo intensamente, poniendo el corazón a cada cosa que hago.

Ese es el sueño de mi vida, seguir haciendo lo que hago. Seguir rodeándome de mis amigos y seguir contando siempre con mi familia. Viajar a otros países. Conocer gentes y lugares. Amar la música. Seguir soñando con la guitarra… No quiero nada más, de momento. Seguir teniendo pequeños sueños. La vida da mil vueltas y los grandes planes lejanos a veces se desvanecen.

Simplemente quiero vivir, y ser feliz viviendo. Nunca abandonar la sonrisa ni la lucha. Rodearme de gente que me entienda y me quiera. Hacer cosas que me llenen.

¿Para qué más?


jueves, 6 de septiembre de 2012

Palabras



Palabras. Mentiras susurradas al alba a un oído que sin quererlo, quería creer. Labios, que brindan besos efímeros, desvanecientes, del tono de una rosa recién nacida, preciosa pero punzante cuyos pinchos intentan defenderse de lo que sabe que en el fondo logrará cortarla.

Rosal que no aprende, que seguirá dando flores, hermosas y apenas defendibles por sí mismas, aparentemente fuertes... aparentemente.


Miradas enfocadas a ninguna parte, perdidas en el horizonte que sin quererlo, buscan otra mirada que ver. Bocas que regalan suspiros al aire, a todos, buscando aquel que sea único, y que resulta ser nadie.

domingo, 15 de julio de 2012

Aprenderás



Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer un alma. Y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad.

Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas...

Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un adulto y no con la tristeza de un niño. Y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto y el futuro tiene la costumbre de quedar en el olvido.

Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas.

Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma. Comprenderás que lleva años para construir confianza, y a penas unos segundos para destruirla. Y que tú también puedes hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de tu vida.

Aprenderás que las buenas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias y que no importa qué es lo que tienes, sino a quién tienes en la vida y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir.

Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian. Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo, haciendo cualquier cosa, o nada; Sólo por el placer de disfrutar de su compañía.

Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso siempre debemos decir a esas personas que las amamos porque nunca estaremos seguros de cuando será la última vez que las veamos.

Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.

Descubrirás que se lleva mucho tiempo para llegar a la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprenderás que no importa a dónde llegaste, sino a dónde te diriges, y si no lo sabes, cualquier lugar sirve. 




Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlarán a tí, y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados.

Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario enfrentando las consecuencias. .. Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica.

Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte. Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos.

Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones. Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y seria una tragedia si lo creyese, porque le estarías quitando la esperanza.

Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho de ser cruel.

Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, porque hay personas que nos aman, pero no saben cómo demostrarlo.

No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.

Aprenderás que con la misma severidad conque juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado.

Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles. Aprenderás el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto eres tú quien debe cultivar su propio jardín y decorar su alma, en vez de esperar que alguien le traiga flores. Entonces sabrás que realmente puedes soportar, que eres fuerte, y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no podías más.

Es que la vida realmente vale, cuando tienes el valor de enfrentarte a ella.



Jorge Luis Borges

miércoles, 20 de junio de 2012

¿Entiendes lo que te quiero decir?



""No hay magia. Nuestro cuerpo empieza a destruirse desde que nace. Somos frágiles. Criaturas pasajeras. Cuanto queda de nosotros son nuestras acciones, el bien o el mal  que hacemos a nuestros semejantes. ¿Comprendes lo que quiero decir, Mijail?"""

                                                                                                "Marina", Carlos Ruiz Zafón.

martes, 19 de junio de 2012

Nuestro sello de inmortalidad.

Un día me dijeron que no valía la pena luchar. Que por más que intentase en la vida no obtendría la recompensa esperada o merecida, que nunca me ilusionara con nada. Que no valía la pena tener esperanza.

Conforme fui acumulando experiencias en mi vida observé que realmente la existencia es efímera, fugaz. E incluso que a veces uno mira hacia atrás y su vida parece difusa, vacía de contenido. Que todo pasa, que las cosas materiales carecen de importancia y las personas, hasta aquellas que más quieres, se van.


De hecho, la persona que me dijo aquello de la lucha, se fue. Tras años de batalla incansable. Tras años de sufrimiento emocional y físico. Tras días intensos de hospitalización. Creo que ese 12 de febrero, día en que mi amigo Alberto falleció, marcó un antes y un después en mi existencia. Era el día de mi cumpleaños.


Alberto se fue tras una vida marcada por la Fibrosis Quística. Una vida entremezclada de alegría, dolor y pena. De esperanza, pero también de ilusiones rotas. Perdió a su hermano por la misma enfermedad, y su madre luchó por que su otro hijo no corriera la suerte del primero. Y lo consiguió, pues vivió 30 años más.


Sólo hacía un año desde que yo conocía a Alberto, y pese a que la mayoría de nuestras conversaciones fueron por internet, lo que me transmitió, pese a su marcha, aún permanece y permanecerá. Sus bromas y sus risas, sus charlas, todo lo que compartió conmigo y todo lo que me enseñó, no se irá. Tu recuerdo, no se irá. Las conversaciones por msn, skype, teléfono.... la primera vez que te ví, montado tu coche descapotable... Tus consejos no se irán.


Asíque, querido Alberto, siento decirte que no opino como tú. La existencia de cada uno no está llena de experiencias vacías, sino de momentos enriquecedores, llenos de vida. Momentos que te hacen feliz a tí, y hacen feliz a los demás. Momentos que quedarán en el recuerdo, pese a la distancia o el tiempo. Pese incluso a la llegada de la muerte. Como el ankh que llevo tatuado en mi muñeca, la vida es eterna. Incluso después de ella. La existencia mortal sólo es un paso para la inmortalidad. 



La lucha merece la pena y la recompensa obtenida será proporcional a la ilusión que pongas en ella. Qué digo proporcional. Será mayor. Porque no sólo será para tí, se repartirá entre todos aquellos que te vieron luchar. Las ilusiones compartidas engendran más ganas de soñar,de vivir. de luchar. Las sonrisas que compartas con terceros serán sonrisa llenas de verdadera felicidad. Nuestras luchas individuales servirán para inspirar las luchas de los demás. El sufrimiento nunca es en vano. Siempre tiene recompensa. Y una recompensa mayor de la que podamos esperar. Tiende tu mano amiga. Presta tu hombro. Regala sonrisas. Recibirás mucho más.

No tires nunca la toalla. Sé feliz mientras vivas. Recuerda: la vida SIEMPRE merece la pena. 


Lo que dejes en la tierra quedará en el recuerdo de los demás.

Es en ellos donde todos tenemos el sello de la inmortalidad. 



Respirar, en la hierba fresca

La luz, que ilumina la vida. La que pasa por las hojas de los árboles, se abre paso por mis gafas  oscuras y me deslumbra, me recuerda que hoy he vuelto a despertar, que el gran reloj que todo lo controla se ha vuelto a poner en marcha para dejarnos vivir un día más, sin más pretensión que vernos disfrutar. Que vernos reir. Que vernos llorar. Que vernos vivir nuestras vidas como si no supiésemos que pueden acabar.




Necesito ver a alguien y poderle abrazar. Tumbarme en la hierba fresca y sentir su caricia bajo mi piel, sonreír al día y que me devuelva su sonrisa con el cántico de un colibrí, con el movimiento de las hojas de los árboles, o con la caricia de un pequeño soplo de aire cual si fuera un suspiro.

Quiero ver a las personas que quiero y recordarles cuánta falta me hacen. Cuánto les echo de menos. Cuánto me alegro de que el destino me haya hecho cometer  los errores q me han hecho cruzarme en su camino. Y cómo valoro aquellos que me han dado la mano desde el comienzo, desde el inicio. Cómo moriría si me faltasen.

Quiero besar. Quiero abrazar. Y que me abracen tan fuerte que parezca que me van a aplastar. Quiero inspirar y coger tanto aire que mis pulmones estén a punto de estallar. Y soltarlo lentamente. Y volver a respirar.

sábado, 28 de enero de 2012

Hoy empieza mi nueva manera de vivir


Un nuevo comienzo en la lucha por la vida, por las ganas de soñar.
Por la ilusión de seguir soñando, de seguir viviendo.