El poder de los versos

Miradas que callan. Labios que buscan, fugitivos, palabras que tomen el timón de los sentidos. Silencios, susurros, versos sin nombre que evitan esquivos, que buscan su nombre a través del sinsentido.

Sonrisas que callan, que besan ardientes a través  del papel, a través del aire incandescente, que recorren lentamente la piel. 

Susurros que vuelan,  que se acercan, despacio, soñando en canciones los besos de sus labios. 

Utopías

Éramos de verdad. Pudimos ser eternos. Éramos los amigos irremediables con la atracción de terciopelo. Pudimos tener el mundo a nuestros pies. Pudimos tener un amor férreo. Mas los egoísmos ganaron a los recuerdos. Las infidelidades ganaron a la posibilidad del amor puro y las mentiras ganaron a lo sincero. Las farsas pigmentadas con sonrisas enmascaradas, con miradas a todos y a nadie, con sentimientos secos. Triángulos sin vértices, mesas con patas inaguantables. Amores imposibles. Quebrados sueños.

 

Ilusiones al horizonte melancólico de la utopía. Sueños ilusos. Imágenes ficticias. Corazones que gritaron pasiones escondidas. Miradas inalcanzables… ¿Acaso no me veías?  Me oíste, y me vio también tu alma herida. Los pasos entrelazados no encontraron salida. Lo supe. Lo supimos. Sentimos la caída. El abismo de la imaginación se abrió paso para poder vislumbrar la utopía.  El riesgo. El miedo. El rencor. La melancolía. 

Antes de rendirnos pudimos ser eternos. Lo sé.

Y tú lo sabías.

Metáforas

A veces, nuestra vida es como una metáfora.
Dejo aquí tres que he tenido que realizar, inventadas, para la universidad. Creo que tienen mucho paralelismo con nuestro día a día... Espero que os gusten y os sirvan =)

"Un joven realizaba todas las mañanas footing a la misma hora, en el mismo parque. Un día se encontró realizando el mismo ejercicio a una chica joven espléndida, guapísima y se enamoró casi al instante de ella. Todos los días de esa semana coincidieron a la misma hora, en el mismo parque. El chico se preguntaba si podría saludarla y conocerla, pero el miedo y la ansiedad le provocaban reacciones cada vez más lejos de lo que realmente sentía: intentaba no mirarla, pasar rápido por donde ella estaba para ser casi imperceptible, etcétera, por el miedo a acercarse a hablar con ella. Un día sus amigos le instaron a que se presentara. Se acercó tímido a la chica, y ella, con una sonrisa contestó: "menos mal que te has decidido, desde que nos encontramos por casualidad he cambiado mi recorrido para coincidir contigo, pero pensaba que no te interesaba. Si no te hubieras acercado hoy, seguramente no habría vuelto a venir" ".




"Dos aves se encuentran atadas mutuamente por una de sus patas. Quieren volar para conseguir alimento pero empiezan a aletear, cada una intentando ir hacia un lado diferente, y no consiguen mas que entorpecerse mutuamente. Si no son capaces de hablar hacia dónde quieren ir cada una, no conseguirán avanzar, en cambio si se comunican podrán llegar a un acuerdo, ir primero hacia un sitio y luego hacia el otro, y quedar ambas satisfechas".


"La vida es como un bosque. Muchas veces, admiramos el paisaje, topamos con un manzano que nos encandila, cuyas manzanas nos apasionan y nos disponemos a sentarnos junto a él para disfrutar de ellas. No obstante puede darse el caso de que éstas acaben por hacernos daño al estómago y empecemos a encontrarnos mal, puede que nos cansen las manzanas o que simplemente, el manzano deje de dar. En ese momento nos quedamos sin saber qué hacer, lastimándonos porque ya no encontramos el sabor de la fruta que antes saboreábamos. Si nos levantamos y echamos a andar bosque a través, podremos observar cómo en el bosque hay mil cosas que antes no apreciábamos: ríos, animalillos, más árboles... incluso, podemos encontrar otro manzano cuyas frutas nos gusten tanto o más que las primeras, y que si no hubiéramos echado a andar, no hubiésemos podido ver".

Niebla

No sufro por ahora, si no por lo que me queda por recorrer.

La opresión  del corazón que recuerda lo que aún quedará por conocer. La sombra intangible de los deseos premeditados, negados y silenciosos que no se lograrán dejar ver. La mirada inocente del fantasma inalcanzable que se desvanece a mis pies.

El abismo, la nada. La nube que oculta cual niebla engañosa  la ciudad encantada que disfrutar, que recorrer.

La soledad fraguada tras un sumidero pedregoso. El cansancio, el dolor.

La sábana arañada del fin, del adiós. De la muerte.