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jueves, 6 de febrero de 2014

Renglones torcidos

Y cuántos caminos rectos entre renglones torcidos. Y cuántos sentimientos desquebrajados  por cuchillos no afilados que nos empeñamos en afilar. Y cuántas veces nos mentimos.

 Cuántas heridas sin nombre, habitaciones entreabiertas que dejamos sin cerrojo. Puertas sin cerrar.  Cuántos gritos sin palabras, cuántos discursos sin mensaje, cuántas veces observamos sin mirar.

Que cuando sólo queda el miedo que se esconde en tu mirada, ya no hay espejos que valgan. No hay rostros que encierren lo que han ocultado este invierno, tus fantasmas. Fríos y sin abrigo.  Lágrimas deseando saltar.  Abismos preestablecidos.

No puedo verte así, perdido. Sin rumbo y sin norte. Déjame ser la parada en tu camino. El banco que te reconforte.  No hay caretas a lo "V de Vendetta" que disimulen (al menos no para mí) tus pasos decaídos. Déjame ser el viento que grite tu nombre, cuando sientas que ya nada tiene sentido. Déjame que sea la palabra de ánimo y el abrazo que te de cobijo. Pierde el miedo y salta al vacío. Quítate el traje orgulloso de los sentimientos fríos.


 Déjame ser todo eso que necesitamos. Que necesitas. Porque yo también te necesito. 



Chica Salada