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domingo, 22 de diciembre de 2013

Dependencia emocional

“Te llamaré”. 
Y sé que no lo harás pero me miento a mí misma. Porque entran en juego los autoengaños para disminuir la disonancia cognitiva. Ilusiones y falsas expectativas que mitigan las palabras diferidas. Miedo. Ansiedad. Depresiones por desamores que alivian  las pastillas. Con lo fácil que hubiera sido poner realidad y no desajustadas perspectivas. ¿Hay algún rincón del corazón que se guarde de las benzodiacepinas? Y no. Mis redes no quieren otras salidas. sólo quieren tu tacto y tu olor, la liberación de mi Oxitocina. Serotonina, Dopamina… Pasión. Roces que me hacen perder el norte. Labios que me niegan quién soy yo. Caer en el abismo dulce de la dependencia al amor. Cómo no, si mi recompensa es tu calor. Cómo no si me completas. Si  sin ti no hay yo.  Y claro, pierdo mi identidad, mi realidad… Desrrealización. Y caigo en la dependencia emocional de quien teme no ser lo suficiente, no ser la mejor. Pero estás tú, que me quieres. Estás tú, que llamarás y con unas bonitas palabras calmarás mi temor. Y no necesitaré ni Lexatin ni Escitalopram para dormir mejor. Porque contigo soy yo. Y me agarraré a mis esquemas sobre el amor porque la profecía se autocumplió. Y mi sistema límbico dirá “¿ves?” y mi neocórtex dirá: “Mañana será peor”. 



Chica Salada

martes, 3 de diciembre de 2013

Y cambié los piercings por tatuajes...

Cambié los piercings por tatuajes. Cambié el dolor por el sabor de la alegría de saber que sigo viva. Que sigo siendo yo. Cambié la gris perspectiva por una vida llena de color. Mi sustento fue mi fuerza; mi bandera, el amor.

Negocié con el Destino. Le pedí tiempo y me dio redención.  Que si somos felices es cuando percibimos control. Que nadie mueve nuestros hilos, que sólo nosotros somos los dueños de nosotros mismos. Cantemos otra canción.  Pongamos música a la vida, acordes a la desolación. Apaguemos las luces y encendamos las velas de las utopías, de las ilusiones. Pongamos en la vida todo nuestro corazón. Veamos más allá de las tormentas. Sellemos las lágrimas con sonrisas. La anhedonia con pasión.  



Chica Salada

lunes, 2 de diciembre de 2013

Te voy a escribir una carta

Te voy a escribir una carta, aunque nunca la leerás. Perdóname si te molesta. Te voy a escribir una carta en esta arena de la playa, la meteré en una botella y la tiraré al mar. Pero no será de esas botellas de películas en las que de repente encuentras y te enamoras de mí. Será una botella que se pierda entre las olas, y busque navegando algún destinatario al que acudir. No me gustaría que la leyeras.

Quiero que la encuentre alguien que no tenga nada que ver contigo, ni conmigo. Contaré el día en que nos conocimos. Contaré nuestra historia, aunque prometo no contar toda la verdad. Contaré lo bonito. Lo que quedó marcado como una huella imborrable en lo más profundo de mi mente. Contaré cómo te mordiste el labio al verme, ese labio sinuoso que besaría después tantas veces. Entre mis sábanas, en el metro, en mitad de la calle… cómo me mancharían repetidas veces de carmín pero no me importaba, porque no era comparable al rojo de tu corazón. 

Contaré cómo tus manos, delicadas, me arropaban cada noche al dormir y cómo me llegaron a conocer más incluso de lo que yo mismo me conocí. Cómo cada vez que me rozabas me tocabas el alma y me hacías volar entre sueños y cielos que nunca me atreví a sentir. Que si la felicidad existe, contigo la conocí. Y cómo me encantaba dormir junto a tu pelo, acariciar tu espalda y despertarte con dulces besos.

Cómo a escondidas leías mis versos, y me abrazabas. Y reías dulcemente mientras se te escapaba una lágrima y mis labios encontrabas. Narraré cómo me hiciste el hombre más feliz del mundo cuando me dijiste que una vida había nacido de nuestras noches de amor bañado en jazmín. Y ahora, te miro embelesado y me miras, ajena a lo que escribo, a cómo te describo y a todo lo que estoy recordando. Cómo amo tu sonrisa, tu mirada. De mujer, de madre, de amante. De mi locura, mi calma.

Escribiré una carta. No puedo guardar únicamente en mi recuerdo los amaneceres en los que he rozado el cielo. Necesito que escuchen tu risa. Que sepan cómo sabes. Por favor no leas esto.

Y aunque ya lo sabes... Te quiero.





Chica Salada

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Pies descalzos

Viviré a la interperie de la incertidumbre. He nacido para esto y seguiré el camino que me han asignado. Pero no sin dejar las huellas de mis pies descalzos, de mi sudor, de mis alegrías y mis llantos. Y si el camino es pedregoso, no me rendiré. Lo asumo. Si me caigo me levanto y lo retomo. Y cuando muera, moriré de pie. Si los árboles no me dejan ver el bosque, lo buscaré. Debajo de las piedras si hace falta. Y si la vida me da golpes se los devolveré. Pese al cansancio o la fatiga, sólo mis pies descalzos marcarán el sendero que siempre seguiré. Sin imposiciones. Hacer mío libremente el recorrido que, con sus obstáculos, a cada caída me haga renacer. Porque voy en contra de la marea, de lo convencional, de la resignación frustrada. Busco la ilusión y la emoción de sentirme viva. Explosionar. De no recorrer un camino más. Que cuando llegue al final, la gente mire atrás y piense: "Ella no sólo pasó por el camino, lo hizo suyo. Vivió". Mis pies sabrán bailar.



Chica Salada

domingo, 24 de noviembre de 2013

Corazón de cristal

No puedo engañarte. Las palabras cuentan historias de mentira con una pequeña base de verdad. Puedes leerlo en los dedos cansados, y en los bolis destintados de tanto escribir. O en mis folios de papel recubiertos de cristal.

Mírame a los ojos, si quieres. Puedes ver mi sonrisa y quizá algún atisbo en mi mirada que te dé que pensar que tal vez no soy tan feliz como suelo aparentar. Puedes alzarme la mirada, pero no puedes ver los anhelos y deseos que llevo guardados en el alma. No puedes ver las heridas que están tatuadas no en mi piel, si no en mi corazón.

Puedes ofrecerme café por la mañana o regalarme una rosa al atardecer. Puedes, incluso, desnudar mi cuerpo entre tus sábanas, porque puedo regalarte una noche mi piel, pero mi mundo interno no está en venta. Ni siquiera en alquiler. Puedes besar mis labios rojos tras una copa de vino, o frente a la chimenea de algún bonito chalet. Pero mi alma guarda secretos que no verán la luz del sol, cicatrices grabadas en el corazón, enterradas bajo llave en el desierto y arrojadas a unas arenas movedizas que las extinguió. Olvidé la combinación.

En mi alma ya una vez la nieve se derritió y el mar, pese a mis súplicas desgarradas, se evaporó.

No te hagas falsas expectativas. Puedes abrazarme por las noches, pero no podrás rozar mi corazón.





Chica Salada

martes, 12 de noviembre de 2013

Camino

Miedos. Batallamos contra ellos. Para luchar por lo que queremos. Para intentar convertirnos en lo que anhelamos llegar ser. Nos miramos, de repente, en mitad del camino. Cayendo en la cuenta de la confianza que habíamos perdido. Habíamos dejado de creer en nosotros mismos. En el mundo. En el futuro. Y hoy estamos, ahí, de repente, de pie. ¿Todo esto he conseguido?...  ¿Y ahora qué?

Nos miramos al espejo. Nosotros mismos somos quienes miramos al mundo con sesgos, los que imponemos etiquetas y límites que nos dejan indefensos. Nadie corta más las alas que las cuchillas de nuestras propias palabras. De nuestros pensamientos. Alimentamos nuestro ego defendiéndonos en corazas que nos protegen. De los demás. Del mundo. De lo incierto. Y nos quedamos quietos. Se nos olvida qué hacemos, lo que íbamos persiguiendo.

Pero yo os digo, que volvamos a mirar con ojos motivadores al Destino. El ser humano no es humano si no tiene propósitos y sueños, si no pelea por algo, si no busca un camino. Nada llena más que saber que vas persiguiendo una meta, una vocación... Lo que realmente te hace sentir vivo. El que camina, tropieza y se levanta aunque haya caído. El que se despierta cada mañana con un propósito, con una sonrisa, con un objetivo. El que marca la diferencia, el que anhela, aprehende y sueña. El que frena para coger aire. Ese es aquel que vive y se siente vivo. El que lucha por sus sueños.

El que construye su camino.



Chica Salada

viernes, 8 de noviembre de 2013

Sin tregua

Haces el amor sin prisa, despacio. Saboreando el momento, disfrutando mis labios. 
Mis poros se estremecen cuando te sienten, acechando. Sonríes cuando gimo y  aprietas mis manos. Grito. Me matas. Me amas. Te miro. La noche es nuestra y nuestro también el Destino.
 La luna no amanece hasta que no le demos aviso. No frenes esta noche. Quiero sentir tu cuerpo en mi escote. En mis piernas. Sin reproche. Sin previo aviso apareces por la puerta y desnudas mi cuerpo. 
Hasta el último milímetro de mi alma. Me quedo sin aliento. 
Tu mirada me abrasa y me recuerda que esta noche soy tuya. Hoy soy la princesa que no quiere cuento, que quiere pasar la noche en vela. Entre las sábanas mojadas de sudor y vino. Deseo las caricias de tus dedos, el roce de tu lengua.


Esta noche dame amor. No me des tregua. 



Chica Salada

Idealizar


Idealizar. Subir en un pedestal. Expectativas descontroladas que sólo consiguen que el golpe sea más contundente. Más letal.  Metas, caminos y personas. Que más da. Al final no se consigue y nuestra mente solo entiende de frustraciones sin controlar. Con lo fácil que hubiera sido poner en la locura una pizca de realidad. Como quien condimenta una comida. Amor con un poquito de sal. Pasión y locura con un poquito de cordura mental. Pero nadie dijo que fuera fácil. Si lo fuese, la raza humana... Qué os voy a decir. Ni existiría ya. 



martes, 5 de noviembre de 2013

Príncipes y besos

Hace tiempo que mi almohada no huele a noches sin dormir.
Que mis dedos no surcan las líneas silenciosas de tu cuerpo. 
Que mi piel no se estremece ni se arquea mi espalda con el roce de tu aliento. 


Hace tiempo abandoné las cicatrices de un pasado que no existe. De un futuro incierto que se desmorona con el simple pensamiento de la realidad. No lo quiero.


Quiero amanecer con olor a café en la cocina, con tu cuerpo desnudo en el lado de la cama, con las sábanas desordenadas, sin prisa. Con tus labios besando hasta el ínfimo secreto de... mi pensamiento. 


Y es que, las chicas de hoy ya no creemos en las perdices y los cuentos. Los príncipes son aquellos que nos aguantan, nos piensan y nos abrazan. No los que nos prometen amor eterno. Los que nos hacen un café por la mañana y nos despiertan con un mar de pasión y besos.






Chica Salada

miércoles, 30 de octubre de 2013

Maltratada

Los surcos de sus arrugas sólo dejan ver la amargura de unos años que han vivido demasiado. Quizás, tal vez, han soportado algo excesivo. Quizás, sólo quizás, han ido más lejos de lo que podían haber aguantado.

Sólo sus pestañas intentan contener las lágrimas, que se abren paso, sin compasión, por su rostro decaído.  Cada poro de su piel, susceptible al fuego del dolor, se quema sin previo aviso. Y yo no sé qué hacer. Quise abrazarla, pero antes de poner mis manos en su espalda supe que de nada serviría lo que pudiera hacer. Había demasiado dolor en su mirada. Tanto que me quemó. Me quise desvanecer. Quise fundirme en sus lágrimas desgarradas.

No pude sentir su tacto, sólo eran heridas magulladas. ¿Qué había sido de la suavidad, del olor de su piel? Se había esfumado con los años. Aquella mujer que amé con toda mi alma era ahora la ínfima sombra de lo que fue. Su belleza había sido devastada. No sólo eso; la miraba… y ya no había nada.

No levantaba la mirada. Sólo estaba ahí, en silencio, cabizbaja. Recogida en el suelo en posición indefensa, humillada. Quise morir con ella. Aún respiraba y me miraba, pero en su rostro, se esfumaba la vida, sin que ella misma pudiese hacer nada. La sonrisa de su cara había dado paso a unos pómulos prominentes que la esqueletizaban. No irradiaban la energía que me enamoró. No emanaba la felicidad que ella un día me dio. Ya no estaba. Su cuerpo desvalido estaba en el suelo del piso, esperando a su verdugo, esperando a su captor.

Supe que no lo amaba, supe que hacía tiempo había dejado de ver al hombre del que un día se enamoró, con el que quiso para siempre, ser. Por el que sentía pasión. Pero eso se había acabado, él cambió, o quizás se dio cuenta ella después de cómo era su no amor. ¿Qué iba a hacer, si su vida era él? Me dio rabia que no se acordara de su vida anterior. Antes de todo el sufrimiento, los golpes y el horror. Fue feliz y bella. El sufrimiento la cambió. Pensó que ya no valía la pena. Confundió la costumbre con el amor.

Ahí estaba ella, tirada en el suelo del salón. Y de repente, como cada noche, él llegó.

Ahí estaba ella. Muriéndose en vida sin que yo pudiera parar el horror. Las imágenes martilleaban mi cabeza como un falso recuerdo que me insinuaba lo que la noche anterior pasó. Y ya no podía hacer nada. Ella ahora estaba delante de mí, en su ataúd marrón.

Él la mató. La mató mucho antes de que pudiera darse cuenta. Ojalá… hubiera podido darme cuenta yo.










Chica Salada

jueves, 24 de octubre de 2013

Comprendí

No quiero rimar, sólo escribir
Que la inspiración venga si le da la gana.
Ayer lloré y  hoy descubrí
Que el amor no llega si se reclama.

Él se marchó y yo me fui,
Noviembre llegó con un frío que helaba.
Él no volvió y comprendí
Que besos sinceros sólo llegan con el mar en calma.

Amantes y labios de carmín
No me dan lo que necesitaba,
Llegó Diciembre a Madrid
Con miradas que me desquebrajaban.

Bésame tú con frenesí,
Estos labios que me abrasan.
Hazme el amor como en París,
Haz que olvide los besos que me matan.



Chica Salada

miércoles, 23 de octubre de 2013

Anhelos

Podría decirte que aún guardo en el aire
el eco de tus susurros a nada y a nadie,
aún guardo en mis sábanas tu olor impregnante
aún busco por las calles la silueta de tu espalda.

No entiendo las metáforas de los bares
podría ser feliz, pero no me sale
porque desde hace meses no entiendo el arte,
en él no te encuentro. Me sabe a nada.

Y tenía tanto que contarte
en mi cama aún puedo recordarte.
Mis manos no pueden acariciarte.
Mis labios no pueden besar tu espalda.



Está ahora todo tan distante,
mi cuerpo anhela encontrar el alma.
Tan raro que se ha marchado, caminante...

Ansía tu llegada.





Chica Salada

lunes, 14 de octubre de 2013

Prostituta

Vende su cuerpo anhelando caricias en el alma,
buscando abrazos entre sábanas mojadas,
besos que en realidad...escuecen como llagas.

Amaneceres sin sol entre guerras de almohadas.
Noches de lluvia de estrellas, apagadas.
Buscando el amor donde sólo orgasmos y caricias regala.

Noches de incertidumbre entre humo y bonitas palabras,
emociones contenidas entre copas y guitarras.
Sentía la ciudad tan fría, añorando otras miradas.

Cada noche encuentra calor en otros brazos que la abrazan.
Podrá vender su cuerpo, sus caricias y su mirada
pero ella sabe, siente, que su corazón... pertenece a otra alma.



Chica Salada

viernes, 27 de septiembre de 2013

Dulce dinamita

Dulce dinamita.

Aún no me creo que no estés. Que no vayamos a ver más tu sonrisa. Ni tus fotos. Ni tus comentarios ni actualizaciones de estados esperando pulmones.

No veré más tus "me gusta" en mis vídeos o mis fotos. Nuestras menciones por twitter. Ni hablaremos sobre qué harías después del trasplante. Sobre tus ganas de estudiar o tus ganas de conocer mundo. 

18. Y ya no estás. 18, y los 3 últimos los has pasado esperando algo que no iba a llegar. ¿Quién te lo iba a decir? ¿Quién nos iba a avisar de que un día, ya no ibas a estar? Podría haberte dicho tantas cosas....

Podría haberte dicho que te he cogido un inmenso cariño en todo este tiempo que nos conocemos. Que eras mi niña del grupo. Nuestra niña. Nuestra peque grande. Una grandísima persona en un cuerpo que ansiaba respirar. Podría haberte dicho que tenía unas ganas inmensas de dar nuestras clases de guitarra, cuando estuvieras un poquito mejor, de cantar y tocar juntas. Podría haberte dicho que tenía muchísimas ganas de abrazarte y charlar, un día, en una cafetería, fuera de un hospital. 

Podía haberte dicho tantas cosas.... Como tú escribiste en un estado...no eliges dónde conoces a una persona, o dónde le dices el último adiós..... Éstas no serán ni mucho menos las últimas palabras que te diré, pero si me hubieran dejado elegir cómo quería despedirme de tí, supongo que sería algo así. 

Con tu corta edad luchaste mucho más de lo que muchos podrán incluso imaginar. Fuiste fuerte y grande. Sonriente como la que más y con una vitalidad increíble. Y nunca olvidaré eso. Todo ha sido tan repentino que me asusta pensar que las sonrisas puedan desvanecerse, así, sin más. Pero tú, Carmen, nunca te desvanecerás. Seguirás estando en mi corazón, en todos los corazones que te hemos conocido.  

Cada vez que cante me acordaré de ti. Por los acordes que ya no podremos dar juntas. Pero con el mismo cariño, y pensaré que desde arriba, nos regalas tu sonrisa. Esa sonrisa que te caracteriza.


Te quiero, pequeña y dulce dinamita. Y siempre, siempre, siempre.... te querré. 



martes, 24 de septiembre de 2013

Por su aliento

Hoy me siento tan triste que el cielo me dice “amor,
Es impensable que hoy sienta el cariño que no
He sentido en estos últimos inviernos”

Hoy quiero susurrarte palabras valientes, yo
Quiero conocerte y enseñarte el valor
Que entregamos en nuestro último aliento.

Y es que he visto demasiado sufrimiento,
Muchos lloros y lamentos
Y es que he visto palabras indecentes
Y he sentido el golpe del desaliento,
Mi fuerza fue mi sustento,
Y no quiero marcharme todavía…

Y fueron ellos los que me dieron su ejemplo
Y ahora echo tanto de menos
Y desde arriba siguen dándonos su aliento

Y a ojos ciegos que nunca sabrán de esto,
De luchar sin pretenderlo
Y lo que es tener miedo a tu propia vida

Y sonreir como si no hubiera un momento,
Poner en todo el sentimiento
Y vivir como si no hubiera otro día

Yo solo quiero que me muestres el camino,
Darte la mano y recorrerlo,
Contigo hasta el fin del firmamento
Contigo, hasta que llegue el invierno,
Por los que no lo consiguieron
Y darte mi pasión y sentimiento
En la muerte, por los que no nos conocieron
Por los que no sabrán de ellos…
Por la vida y esa fuerza que nos une… por su aliento.


Y seguiremos respirando todavía.





Chica Salada

lunes, 23 de septiembre de 2013

Tiempo


Se  acorta cada vez que me oigo respirar.
El tiempo… tan largo e interminable en algunos momentos,
Tan frágil y distante, cuando no me concentro.
Tiempo. Lo que algunos desechan, y otros anhelan mirándose al espejo.

Tiempo, lo que algunos no tenemos.
Los que miramos con prisa, ansiando saborear el momento.
Tiempo, todo lo que es bello. Que se esfuma, quizás, como una sonrisa al viento,
Como una mirada perdida entre tanto sufrimiento.

Tiempo, tú que me miras. Tú que me acoges entre barrotes de cemento
Dime cuánto queda en mi vida de amaneceres y conciertos
Dime cuánto amor queda en este corazón fuerte y débil, que espera, con desconcierto.


Cuánto aire, cuánta vida, queda en mis pulmones sin aliento.






Chica Salada

martes, 10 de septiembre de 2013

Tatuajes y Cupcakes.

Sé que tengo el listón muy alto si quiero hablar de tí. Porque eres alguien que lo merece. Seguramente defraude con mis palabras a aquellos que te conocieron, que respiraron contigo hasta el último ápice de tu aliento.

No hablaré de tí, entonces, porque no quiero manchar tu nombre. Hablaré de mi (nuestra) percepción de tí, y de lo que ha significado la noticia de tu muerte.

Salir de un examen feliz, contenta, reencontrarte con amigos y recibir la noticia devastadora de que habías decidido alejarte de nuestro camino. No he podido aguantar las lágrimas, y me he sentido débil y frágil, ante las miradas de personas que no comprendían, que nunca comprenderán, el sentimiento que muchos hemos sentido.

No eras solo una más. Eras Olaia Oli Ouh , casi un icono inconsciente de nuestra pequeña lucha común. Eras un icono de fuerza y esperanza. De lucha incansable donde las haya y de alegría, más allá de todo el sufrimiento que hayas podido pasar. Sé que todos, de alguna manera somos así. Todo ser humano es especial. Pero nuestra percepción de tí, al menos la mìa, era esta, Olaia. Y aunque te vayas, aunque ya no estés aquí, con nosotros... no va a cambiar.

Es curioso como en un proceso de duelo se despierta nuestra parte trascendental. Nuestro "yo" filosófico. Nuestro "yo" espiritual. Pero estoy convencida de que estés donde estés leerás mis palabras, y todas las que todo el mundo te escribe, todas las palabras u oraciones que te dedican. Todo el sentimiento que vuelca la gente que te quiere.

Porque si una cosa es cierta, más allá de la vida y de la muerte, de la existencia eterna o de si existe Dios, es que quedamos en el recuerdo de quien nos quiere. Que nuestros actos nunca son en vano y que lo que hacemos o decimos, siempre tiene repercusiones.

Con pequeños actos, que quizás ni imaginaste, tocaste el corazón de mucha gente. Con tu simple ejemplo de fortaleza y alegría conseguiste, estoy segura, inundar mañanas sin sol de muchas ventanas que quizás ni conocías. Con tu simple optimismo sacaste un ápice de esperanza allá donde ya no había. Y yo, por la parte que me toca, y por todos ellos, te lo agradezco. Porque pocas personas son capaces de despertar el alma de otra sin apenas rozarla, sin apenas tener contacto tal cual. Muy pocas personas son tan sumamente humanas y fuertes de incrustarse en el corazón de otros. Y tú, Olaia, lo conseguiste.

Por eso quería escribirte esto, porque te lo mereces. Porque eres, has sido, una luchadora incansable, y sólo quería agradecerte, de alguna manera, haberte conocido. Porque me quedo tu risa, tu fuerza, esperanza y alegría.

Descansa allá arriba y dale un beso fuerte a aquellos que ya están allí.
Hasta siempre.









jueves, 29 de agosto de 2013

Por las calles de París

Que yo piense, que yo diga, que yo invente. Que comente que las calles de Paris no son lo mismo sin tus caricias, que la torre Eiffel desde que te has ido no se enciende.

Que mis pasos distraídos se escapan desvanecidos por las calles nubladas de un barrio que ya no es mío, de los dos era, quizás, pero te has ido.

Los sueños y añoranzas no los recuerdo, quedaron desvanecidos, y los proyectos de futuro cómo no, en el olvido. Dime ahora a dónde dirijo mis pasos, si la única piel que quería rozar es de un cuerpo que ya no es mío.

Dime, si las únicas manos que me saben acariciar son las tuyas. Dime, si el único corazón que rozó mi alma fue el tuyo. Si los únicos labios que quiero besar son los tuyos. Al único tren que me quiero subir, con trayecto a una parada sin fin, es el tuyo.

Y ya han pasado meses, años, quizás, no recuerdo. Desde que te fuiste, desde que poco a poco fui volviéndome cada vez menos cuerdo. Dime dónde quedaron los recuerdos. Te he buscado en calles, en besos, en coches, y no te encuentro.

Mi soledad es mi única compañía y mi hastío el único quien me cobija. Estoy cansado, ya, de vivir con mi agonía. Muerto en vida, estoy. Necesito vida.

Necesito otros trenes, otras miradas, otros besos que me recuerden el sabor de la alegría. Recuperar ilusiones y sonrisas perdidas. Ver la belleza en estas calles que ahora solo me parecen sombrías. Cambiar el mundo y soñar despierto. Otras mujeres, otros cuerpos.


Recordar el sabor del amor y las noches sin aliento. Los abrazos y las risas, los buenos momentos. Unas calles que me sonrían, que me acaricien, que me mimen.  Que me den de nuevo, besos. Besos de alegría.


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Chica Salada

domingo, 11 de agosto de 2013

Salvemos una noche de verano

No quiero promesas de siempre amarnos,
Lo que quiero es un presente,
Unos labios que mejoren otros labios que me besaron.

Despertarte, sobresaltado, con caricias en tu espalda,
y pedirte al oido que rompamos lo aburrido,
pedirte que vivamos esa noche de verano.

Salvemos una noche de verano,
deslizando mis tirantes por tus manos.
Reciclando besos y miradas, inventando abrazos.

Recorrer tu cuerpo con las yemas de mis manos,
Escuchar acordes nuevos con solo mirarnos,
Que ria el alma y calle el beso en tus labios condensados.

Que acaricies cada centímetro de mi piel,
loca y suavemente, como amantes enamorados.
Conocernos, cuerpo y alma, en una noche de verano.



Chica Salada

domingo, 14 de julio de 2013

Estaré enamorada

Y pensarte esta tarde en los rincones en los que reflejado te he visto. Sonrojarme y caer, distraerme, descubirme con los ojos despiertos, soñando.  Fingir mutismo.

Mantengo el control de mis instintos pero no dejo de imaginar lo que no fue y pudo haber sido. El sabor de unos labios que rozaron el cigarro que quedó sin prender, aún esperando. La historia que antes de empezar ya era olvido.

Y aun así recuerdo lo que no hicimos.  El sol asomado entre las nubes en días de granizo. Las distancias acortadas por momentos sedientos de agua, que quedaban sin comprender, para evaporados, acabar extintos.

Tiempo que no es tiempo, quizás, más de lo que una vida espera y puede haber exigido. Siempre que valga la pena, siempre que haya una meta que justifique el camino.


“¿Y por qué hablas siempre de amor?” Me preguntan. “Estaré enamorada”, digo.





Chica Salada

miércoles, 10 de julio de 2013

Sentimiento extinto

Enfrentamiento incesante entre arrebatos de pasión y mudez de exilio. Alejada de la zozobra que provocaba ver su silueta ante mis ojos fijos. Insensibilidad ilusoria, adormilamiento infinito… que de nuevo, parece vuelve a caerse pese a los años que quedó el sentimiento extinto.

Pasión insensibilizada por rencores carentes de sentido. Autoengaños ilusorios, pasos hacia nuevos destinos. Barreras de oro resplandeciente que se funden cual líquido fluido. Ahí está, y yo lo miro.

Sentimientos apagados de nuevo medio encendidos. Incredulidad, indefensión… desabrigo. Recuerdos de un pasado fugaz y efímero, que martillean mi cerebro, antes sólido cobijo.

Añoranza de esa voz, de esos grandes ojos fijos. Cuán mi mente apagó lo que creí que quedaría en el vacío.  Y ahora vuelve. Sobresaltando, sin aviso.


Sentimientos que quedaron sin sentido. Razones que quedaron sin abrigo. 





Chica Salada

martes, 2 de julio de 2013

¿Existe verdaderamente el amor?

Me desperté. Sobresaltada, temblorosa y sudando. Mi pulso estaba desbocado y mi corazón a punto de enloquecer. Lo miré; aún dormía. Quise abrazarle, pero no pude.

Lejos quedaban las noches de calor  y ternura, noches en las que nos acompañaba la luna y habíamos retado al amanecer y al sol. La noche era nuestra. Aunque no hubiera sexo, aunque simplemente nos contemplásemos, en silencio, perdiéndonos en los ojos del otro, en los labios, sinuosos y llenos de calor.

Lejos quedaban las miradas intrigantes y de improviso, entre los transeúntes,  entre los que no estaban provistos de las toneladas que llevábamos nosotros de amor. Lejos estaban nuestros paseos, nuestras bromas y nuestras risas. Nuestras tardes de café y nuestras horas consumidas cuan minutos que se daban prisa.  

Lejos estaban sus ojos claros, su pelo negro. Lejos las palabras bonitas y de cariño. Los poemas y escritos.  
Creímos que habíamos encontrado algo verdadero, de eso que dura más allá del paso del tiempo. Pensamos que habíamos encontrado eso que todo el mundo anhela. Creímos que éramos afortunados, elegidos. 

Pensamos ingenuamente que siempre estaríamos juntos, sumidos en un sentimiento que duraría para siempre.
Pero todas esas risas y momentos fueron desapareciendo. La pasión se fue alejando, dando paso a la rutina y al desazón. La  tristeza y apatía se apoderó de lo que antes inundaba el amor. O el sentimiento que nos embargó.  Nos convertimos en extraños que antes eran uno. En brazos desgarrados que antes eran incapaces de no dar abrazos. Las preguntas quedaron sin respuesta, e incluso, sin pronunciar. La indecisión, se apoderó y dio paso a la duda, las mentiras y al rencor.

Nada quedó de aquello que una vez fuimos. De lo que una vez prometimos ante el mundo, la luna y el sol. De lo que proclamamos, lo que soñamos despiertos y lo que nos autoinculcamos. Y finalmente, se acabó. Y aunque echemos la vista atrás nunca encontraremos el camino que el destino marcó. Se ha desvanecido. Se marchó.

Y ahora es solo un desconocido que duerme junto a mí. Y sé que no es la persona que inunda mi corazón, ya no hay cariño, ilusión o pasión. El "para siempre" se convirtió en "ya no".


Y yo me pregunto: ¿existe verdaderamente el amor?



Chica Salada

jueves, 20 de junio de 2013

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.


Porque no estás solo, porque yo te quiero.



"No te rindas", Mario Benedetti. Poema sobre la resiliencia.



miércoles, 5 de junio de 2013

Pasión

Suspirar. Sentir que me estremezco si tus manos rozan mi piel. Oírte respirar. Susurrarte. Contemplar tu torso y tu espalda, desnudos, ante la desnudez de mi cuerpo y de mi alma.

Mirar tus ojos grises, y perderme. Como pez que lleva la corriente, placentera, misteriosa, indescriptible. Atisbos de dulzura y de deseo ardiente.

Acariciar con la yema de mis dedos, rozar con mis besos, tu cara, tu rostro, firme, apuesto. Tu barba. Sentir cosquillas que atraviesan mi piel y mi alma. Tu cuerpo en mi vientre, mis manos en tu espalda.

Amarte intensamente, como dos aves atrapadas. Sentir tu cuerpo jadeante, impregnar de mi olor tu almohada.



Chica Salada

martes, 28 de mayo de 2013

Ahí estaba ella

Susurré palabras dulces al viento, quizás pretendiendo que me escuchara. Quizás pretendiendo que levantase la cabeza y me mirara.

Ahí estaba ella, sonriente y pensativa, como acostumbraba a verla todas las tardes en esos días. Tardes vacías que sin ella sentía yo. Ahí estaba de nuevo, mirando dulcemente a los transeúntes. Observando, en silencio, vislumbrando el exterior. Contemplando aquellas vidas, seguramente tristes, que podía ella inundar de color.

Estaba con sus amigas, como siempre. Reían y charlaban, pero distinguí en su mirada la sombra del dolor, sombra que le atormentaba, pese a las risas, pese al sol, pese a la alegría, a la vida y al amor. Sombras de un amor puro y alejado, de unos besos robados y unos sentimientos fríos, de llanto. Sombra que le recordaba de la vida, el vacío y el desengaño.

Se refugiaba en el sol. En las largas tardes de verano. En su cabello largo, oscuro y ondulado, en su mirada intrigante y en su suave tacto. Ahí querría también refugiarme yo, en sus labios condensados. Esos que se inundan del calor de su corazón y que a la vez ocultan el frío de sus manos.

Ahí estaba ella. Reluciente al sol. Su tez dorada brillaba por encima del horizonte de color, por encima de muchas miradas que podrían observarla, vislumbrar aquél rostro dulce de amor. 

Ahí estaba ella. Y ahí, contemplándola, estaba yo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Zanahorias, Huevo y Café ¿Cuál eres tú?

Aquí una reflexión que he leído por internet:

ZANAHORIA, HUEVO Y CAFÉ
Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar.

Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bowl.
Sacó los huevos y los colocó en otro bowl. Coló el café y lo puso en un tercer bowl.

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"

"Zanahorias, huevos y café"

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el cafe. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.Humildemente la hija preguntó:

"¿Qué significa esto, Padre?"

El le explicó que los tres elementos habian enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?.

¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"

¿Y cómo eres tú?

domingo, 5 de mayo de 2013

Besos robados


No te vayas. No me dejes. Llena mis recuerdos  de las caricias de tus manos. De los besos furtivos sin nombre, de los gemidos y besos robados. Bésame como antaño. Dime palabras bonitas, a medias verdades, rózame con tus labios difamados.

Quiéreme falsamente y sonríeme como hace años. Mírame. Despierta. Volvamos a ser vanos. Efímero romance furtivo a las vistas de afectados. Tócame como antes. Con la pasión de dos jóvenes anonadados, jugando a ser invencibles, con un amor libre en tiempos esclavos.

Dime que me prefieres. Que no abandonarás este paso. Dime que me quieres aunque sea falso. Despierta en mi almohada con tu perfume caro. Imprégname de tu olor. De tus caricias y tu tacto.

Rompe mis ilusiones y mis sueños, déjalos desvalijados. Mis deseos infantiles y mis roncos cantos. Dime que no me amas y que todo ha sido un juego caro. Vete con ella y utilízame. Déjame llorando.

miércoles, 24 de abril de 2013

Una vida con Fibrosis Quística



Ella miró hacia la cuesta y suspiró. Supo que le iba a costar subirla. El resto corrió cual almas que lleva el demonio, y pronto se encontraron arriba. Ella, no. A duras penas conseguía seguir para adelante, le faltaba el aire y se ahogaba. Por un momento creyó que su cabeza iba a estallar. “¿será la falta de oxígeno?”, le dio igual. Siguió subiendo. Cuando llegó, jadeante, no se lo pensó y se tiró en el suelo. Aún sentía la presión en la cabeza y en el pecho “por Dios que se pase pronto”, pensó. Poco a poco se fue pasando.

Empezaron a hacer la lumbre. Habían preparado carne para hacer barbacoa. La verdad es que le apetecía un montón pasar ese día en la montaña, aunque sabía que debía volver pronto a casa para hacer la fisioterapia y los aerosoles. “Qué coñazo. En fin, es lo que toca. Seguro que si lo hubiera hecho esta mañana no me habría ahogado tanto”.

Ayudó a sus amigos a preparar. Estaba feliz. Todos lo notaban. Volvía a ser ella misma y a sonreir.
- Joder como has cambiado, de unos días atrás a aquí.

“Normal- pensó- estoy AQUÍ”. Disfrutar del momento presente era una de las cosas que había aprendido en su día a día. Hacía unas semanas había estado en el hospital, aislada, con tubos y vías por todas partes y a penas sin poder moverse de la cama. “Ahora estoy al aire fresco, sin necesidad de oxígeno para respirar, con mis amigos comiendo barbacoa sin que me duela la tripa y sin preocuparme de nada más…. ¿qué más puedo pedir?”

Volvió a la realidad. Sus amigos habían empezado a discutir sobre el trabajo y el empleo. Sobre si tendrían que marchar al extranjero o si estaban en condiciones de pedir un crédito. El tabaco había subido y la marihuana era cada vez más difícil de conseguir... Ella se quedó perpleja, si solo tenían 17 años. “Ufffff… me supera. Voy a dar una vuelta”.  Los amigos que tenía, que padecían lo mismo que ella, no se preocupaban de esas cosas tan banales a esa edad. Vivían intensamente el presente, y eran bastante más maduros de lo que aparentaban ser... Cómo los quería, aunque estuvieran lejos.

Caminó por la montaña. Le gustaba sentir el aire fresco y la naturaleza. Era tan puro. Recordaba como cuando era pequeña sus padres la llevaban a aquellos lugares, para que corriera, jugara y saltara, se divirtiera y riera, mientras ellos la observaban sonrientes viendo como su niña era feliz. A penas le habían dado 5 años de vida y sin embargo iba creciendo por momentos, sana, sin grandes baches... Era más de lo que podían pedir.

Suspiró. No hacía más de medio día que no los veía y casi echaba en falta a sus padres, y a su hermano pequeño. No era dependencia emocional, era un sano apego. Siempre le habían enseñado a ser responsable e independiente: además ella adoraba serlo.  Caminando, encontró un árbol donde le encantaba subirse de pequeña “seguro que aún puedo”. Tosió un poco antes de llegar a la rama robusta que hacía tiempo la soportaba, aún aguantaba su peso (estaba bastante delgada en realidad). Vislumbró el parque desde allí, serena y tranquila. Respiró hondo y sonrió. Una lágrima de emoción cayó por su mejilla. 

Tosería, se cansaría y le faltaría el aire. Tendría problemas con la comida, sufriría operaciones e ingresos varios, tendría bajones anímicos y se cabrearía con el mundo varias veces al año durante su vida… Pero siempre le quedaría aquel rincón de aire puro, donde descansar y coger fuerzas. Siempre le quedaría su pensamiento de nunca tirar la toalla y luchar contra lo que se contrapusiera. Le daba igual lo que viniera, ella iba a ser siempre fiel a si misma, iba a jugar las cartas que le había tocado en la vida lo mejor que sabía, y estaba convencida que, de alguna manera, ganaría. Porque fueran muchos o pocos años lo que tuviera de existencia, de una manera u otra, iba a ser feliz mientras pasara por esta vida.... La vida era un regalo  y no estaba dispuesta a desperdiciarlo.

Y de alguna manera no cambiaba tener Fibrosis Quística, puesto que le había hecho ser como era, pensar como pensaba, amar como amaba, a la vida y a las personas. Y eso, no lo cambiaba por nada.

Porque tú respiras sin pensar, pero  hay muchos niños, jóvenes y adultos que no piensan más que en respirar.


24 de Abril, día Nacional de la Fibrosis Quística. 




lunes, 22 de abril de 2013

Nunca es demasiado tarde


Evité mirarte para ahuyentarme de lo que podría haber sido. Mi cuerpo, entrecerrándose cual maniquí esquivo, lejos del escaparate. Lejos del mundo de los vivos.  Evité sentir la llama incesante que me abrasaba, que me quemaba las entrañas queriéndome hacer renacer. Queriéndome llamar de nuevo a la memoria de lo que pudo haber sido.

Intenté apartarlo de mis recuerdos. La oportunidad que vino y se fue. El camino no escogido, lo que no me atreví a hacer.

¿Qué hubiera sido?

¿Hubiera cambiado la existencia de este cuerpo inexistente, yerto y frío?

Ahogándome en lágrimas de dolor por lo que ahora quiero cambiar de mi corazón. ¿Por qué lo dejé marchar? ¿Por qué le dije adiós a la oportunidad? Al camino de la felicidad y la fragancia de la ilusión. Todo lo que quise decir y no dije, se perdió. Todo lo que quise hacer y no hice, estremeció mi corazón.

Las palabras y los gritos que no fueron seguidos de un perdón. Lo que quise hacer y nunca  me atreví por miedo a dañar mi ego o mi corazón.

Y si, de alguna manera, ¿pudiera volver a revivir la pasión? Dar media vuelta a los recuerdos y escribir de nuevo la canción. Borrar con palabras sinceras lo que un día de mi boca estalló. Nunca es demasiado tarde, dicen.

Nunca. Lo que se necesita es valor. 



Como dijo una vez Brad Pitt, como Benjamin Button: 
"Nunca es demasiado tarde, o en mi caso demasiado pronto, para ser lo que queremos ser" 

jueves, 4 de abril de 2013

El Lobo y la Luna

Se marchó.  Y su corazón se cerró en un puño al ver desaparecer su rostro. Al ver que no había marcha atrás...  Suspiró. Y el aire le quemó al entrar, recordándole lo que había perdido.  Se giró y le miró en la distancia, pero él ya no estaba, ya se había ido.

Ella. Corazón hecho de papel forrado con plomo. Luna menguante en el horizonte sin atreverse a bajar, sin atreverse a ver. Sin atreverse a sentir, sin atreverse a amar. Altiva, vislumbraba el mundo desde otra dimensión, desde otra perspectiva distinta, aunque no superior. Se había alejado y se había propuesto no bajar nunca más. No dejarse vencer. Aunque en sus adentros, seguía buscando el sol.

Él. Impaciente, lobo hambriento  y con sed, que se encaprichó. Impulsivo, diferente a los de la manada. Lobo difícil de encontrar en este mundo. Y en otros, quizás. A su ritmo y a sus pasos, con la vista al frente... la miró. Y ambos sintieron la conexión. Ella, luna; él, lobo feroz.

Era utópico pensar que podrían enamorarse. Una fuerza más grande que los celos, que el tiempo y que el amor, estaba a fuego en sus corazones. Aún así sucumbieron a la llamada del sentimiento.

Las miradas. Las palabras, los besos y las caricias sanaron sus almas. La soledad les dio una tregua y descubrieron nuevos motivos por lo que creer, por los que luchar. Por los que mirar hacia adelante, levantarse y caminar. Ella descubrió de nuevo lo que tanto tiempo había intentado borrar de su recuerdo. Se dejó llevar, y comprendió que a veces la vida te da una segunda oportunidad. Para volver a creer en aquello en lo que había perdido ilusión, para volver a confiar.


Y el lobo aulló, y la luna intentó bajar. Y al bajar, se dio cuenta de que el sol se volvía a asomar...

Pero al final las fuerzas externas hicieron que no pudieran continuar. Ella seguirá desde el cielo, al lado del lobo. Él con sus aullidos le recordará que puede volver a ser luna llena, si se lo propone. Ella le dará siempre una luz con la que alumbrarse, en las noches oscuras y frías, y cuanto más perdido estè el lobo, la luna, más brillará.


sábado, 30 de marzo de 2013

Por unos pequeños pasos de felicidad

Buscar el camino. Encontrarlo. Seguirlo. No perdernos en el. Seguir caminando.

Y cuán difícil a veces resulta cada paso en ese camino. Mirar al lado y vernos solos, desamparados, o tan acompañados de multitud de gente que nos agobiamos.  El cansancio de caminar, pero la motivación de llegar a la meta final. Vislumbrar el horizonte y caminar, y caminar...

Pero el camino es eso; dar un paso, y otro,  y otro más. Me pregunto por qué a veces se nos olvida que esos pasos...también los hay que disfrutar. 

Se nos olvida que la vida no está sólo para llegar  a una meta final, personal o profesional, si no para vivir con intensidad cada uno de esos pasos que somos capaces de dar. Trasladar las grandes y lejanas expectativas a metas pequeñas que podemos afrontar, que podemos vivir intensamente, que podemos saborear. 

En un mundo donde la filosofía del consumo se va haciendo cada vez más importante, donde las relaciones sociales cada vez son más amplias y más superficiales, donde el protagonismo se lo lleva quien tiene la fama, el más guapo, y no el que tiene su mundo interior más desarrollado... en un mundo donde la palabra CRISIS está marcada a fuego en nuestro pensamiento, donde las expectativas de progreso social y económico cada vez son más negativas.... Se nos olvidan los pequeños pasos, los pequeños placeres del día a día. Las conversaciones, las charlas, los momentos con los demás, y los momentos para uno mismo. Los momentos para leer un buen libro o saborear un rico café. Los momentos para escuchar una canción sin pensar en nada, tocar las cuerdas de una guitarra, pasear, hacer deporte...disfrutar de ti mismo. Momentos para dar a un amigo una palmada en la espalda, disfrutar realmente de una charla, reir, soñar, bailar, cantar, abrazar, acariciar, besar. Momentos en los que liberar la mente de las preocupaciones que tenemos marcadas a fuego, de las altas expectativas que nos ponemos, del sufrimiento al que nos empeñamos constantemente en recordar.... Momentos para disfrutar. Para soñar y reir. Para vivir.

Dejemos atrás las grandes preocupaciones. Dejemos durante algunos momentos de nuestro día a día, de pensar a lo grande para centrarnos en lo pequeño. Dejemos de martillearnos con la crisis, con los problemas económicos, con los problemas de salud o de relaciones sociales, de si tenemos pareja o no , de si encontramos o no el trabajo de nuestros sueños, o si quiera si encontramos trabajo. Intenetemos dejar de depender de pastillas para dormir y conciliar el sueño, e intentemos vaciar nuestra mente de oscuros pensamientos. La negatividad lleva a la negatividad, y el optimismo lleva a la felicidad. Y centrarse en la felicidad, lleva a tener una vida feliz. ¿Acaso no es lo que deseamos todos?




Pese a todos los obstáculos, pese a todas las altas expectativas....centrémonos en las pequeñas cosas que nos hacen feliz. En todas y cada una de las cosas que nos salen bien, que nos gustan, que nos hacen sentirnos en paz con nosotros mismos y con los demás..... En los pequeños pasos del camino que estamos dispuestos a dar =)






miércoles, 6 de marzo de 2013

El Elefante Encadenado

Jorge Bucay. 
Psicólogo y escritor que estoy empezando a conocer.
He de decir que de momento todo lo que leo de él, me encanta. 

Os dejo esta pequeña historia , espero que os guste.



"Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enrome bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. 


Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…" 









No hace falta que exprese nada. Cada uno podemos hacer la mejor interpretación personal, que se acerque a nuestra situación y a nuestra historia.

Os iré poniendo más cuentecitos, espero que os gusten y os sirvan, y os ayuden a mirar con perspectiva, a coger fuerzas para tener una actitud que haga de vuestra vida, un poquito mejor :)