Viviré a la interperie de la incertidumbre. He nacido para esto y seguiré el camino que me han asignado. Pero no sin dejar las huellas de mis pies descalzos, de mi sudor, de mis alegrías y mis llantos. Y si el camino es pedregoso, no me rendiré. Lo asumo. Si me caigo me levanto y lo retomo. Y cuando muera, moriré de pie. Si los árboles no me dejan ver el bosque, lo buscaré. Debajo de las piedras si hace falta. Y si la vida me da golpes se los devolveré. Pese al cansancio o la fatiga, sólo mis pies descalzos marcarán el sendero que siempre seguiré. Sin imposiciones. Hacer mío libremente el recorrido que, con sus obstáculos, a cada caída me haga renacer. Porque voy en contra de la marea, de lo convencional, de la resignación frustrada. Busco la ilusión y la emoción de sentirme viva. Explosionar. De no recorrer un camino más. Que cuando llegue al final, la gente mire atrás y piense: "Ella no sólo pasó por el camino, lo hizo suyo. Vivió". Mis pies sabrán bailar.
Chica Salada