Acabo de recibir una llamada de una persona muy especial. Uno de los mejores amigos que se pueda tener, casi un hermano. Quise dedicarle una entrada hace tiempo ya, pero no tuve ocasión. Ahora sus palabras me han hecho reflexionar. Ha llegado el momento de dedicársela.
"No te cierres. Nos merecemos ser feliz". Corto, breve, intenso. Apenas unas palabras que me han llegado al corazón. Qué razón llevas, Fran.
Nos cerramos. Claro que nos cerramos. Constantemente, además. Por miedo, por inseguridad, por orgullo... mil cosas pueden aparecer en nuestra mente en un solo segundo: Miedo al rechazo, a quedar mal, a sentir demasiado, a sufrir, miedo al exceso de responsabilidad, ansiedad por no saber qué camino escoger, por perder, corazas de orgullo para salvaguardar nuestra sensibilidad... Enfin.
Con ello no conseguimos mas que perder oportunidades de ser feliz. Poco a poco, va pasando nuestra vida y si echamos la vista atrás podemos ver cuántas ocasiones hemos perdido por no decidirnos a actuar. Por no dejar el miedo a un lado. Por no saber apartar el orgullo cuando era necesario.
Merecemos ser feliz. Joder, claro que sí. Merecemos esas sonrisas que otra persona nos puede regalar. Merecemos esa satisfacción que sólo haciendo lo que enteramente nos llena, podemos sentir. ¿Por qué negárnosla? Luego echamos la culpa a los demás, cuando somos nosotros los primeros que nos ponemos límites, que nos negamos la oportunidad a sonreír.
Adversidades. Claro que habrá adversidades. Claro que la vida es difícil, dura a veces, injusta e irónicamente cruel. Pero nosotros podemos elegir cómo afrontarlo, qué camino escoger. Centrarnos en lo malo que nos ocurre o mirar alternativas para salir a flote, coger una mano amiga o luchar por aquello en lo que creemos, con lo que podemos ser feliz. Porque podemos, claro que podemos. Porque somos fuertes y sólo tenemos que saberlo.
Que por miedo a sufrir y por orgullo nos negamos lo que nos merecemos. Nos negamos a intentarlo. Y nos lo merecemos, y mucho. La vida es un continuo de oportunidades que podemos escoger. Podemos tener lo que queremos, si luchamos por ello.
Que ni el miedo ni el orgullo nos impida nunca hacer nada. Todo puede pasar, ¿quién nos dice que no? No seamos nosotros mismos los que nos cerremos.
Gracias por tus palabras, Fran.
Muy buena tu entrada, y muy cierto, muchísimas veces no hacemos las cosas por miedo.
ResponderEliminarPorque algunas personas nos han hecho daño, y eso hace que sea difícil volver a confiar en alguien. Miedo a que pase otra vez lo mismo.
¡Me ha gustado mucho el post!