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domingo, 22 de enero de 2017

El tren

Dicen, que una estación rebosa magia,
y yo te encontré en aquel andén
con atisbos de luz que dejaban entrever
los misterios entre sus raíles.  
Ahí estabas tú, con la sonrisa de un niño
que aún no ha terminado de crecer,
inmerso lo que suponía un nuevo viaje.  

Llegaste con la frescura
brillando en las pestañas,
la ilusión saltando en las pupilas
y las manos hacia la espalda
para no rozar aquello
que pudiera dañarlas.
Como quien ha acumulado
tantos kilómetros de frustraciones
que su tren no admite ya otra retirada.  

Me senté a tu lado,
creyendo que el viaje no sería largo,
pensando que la magia
era sólo un cuento chino
 y ya no quedaban trucos para mí.
He vivido demasiado y mi tren está cargado
de caminos hacia ningún lugar.
A ambos nos sobraba equipaje.

Habíamos blindado el corazón
pero aún destilábamos ternura en la piel.
Nuestros agujeros en las corazas
se entendieron demasiado. Y estaba bien.
Nadie nos había avisado
de que íbamos sentados
rozando unas manos
que habían tejido las mismas dudas.
Que habían albergado los mismos sueños.
Tan diferentes, tan iguales en el trayecto.
Y estaba bien.

Mirábamos por la ventana
y saboreábamos la luz del sol,
dejándonos seducir por la idea
de que otro mundo es posible, quizá.
Otro escenario, con unos dedos
que encajen con nuestros miedos,
con unas miradas que comprendan
sin necesidad de ver.  
Una sonrisa que sea capaz
de rompernos por dentro
y encajar, de nuevo, todas las piezas.

Después de muchos tropiezos,
me sentía como en casa.
Y sé que no quiero
bajarme del tren.





Chica_Salada 
Sofía Reguillos

sábado, 7 de enero de 2017

Superhéroes

Todos corremos,
como si supiésemos
dónde ir.
Como si las capas
desgastadas
a nuestra espalda
aún soportasen
el peso de los héroes
que un día fuimos.
Como si no se nos hubiera
olvidado volar.

Aún saltamos,
como si no sonase
en nuestros oídos
una constante
canción de despedida.
Como si no hiciese frío.
Como si no sintiéramos
desgarrarse
Nuestras entrañas.

Bailamos,
como si las únicas
lágrimas fuesen
las de la risa.
Como si en
nuestras pupilas
No se dibujase
la agonía
De las noches
que nos cuesta respirar.

Abrazamos,
porque somos amigos
de los éixitos
del día a día.
Porque sentimos
los golpes,
y los amamos.
Buscamos entre
desesperanzas
la palabra Felicidad.

Porque una sonrisa compensa
la incomprensión de la mirada ajena,
las caricias ayudan a cerrar heridas
y las carcajadas que terminan en tos
Te sanan por dentro.

Tenemos agujeros
y el color se ha desgastado,
es cierto.
Pero aún somos
Anónimos héroes
que vuelan sorteando tormentas.
Que ponen su corazón,
sus tripas y sus pulmones
en las risas venideras.

Porque somos los abanderados
de las pequeñas victorias
por las que merece
la pena respirar.

@Chica_Salada
Sofía Reguillos