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martes, 28 de mayo de 2013

Ahí estaba ella

Susurré palabras dulces al viento, quizás pretendiendo que me escuchara. Quizás pretendiendo que levantase la cabeza y me mirara.

Ahí estaba ella, sonriente y pensativa, como acostumbraba a verla todas las tardes en esos días. Tardes vacías que sin ella sentía yo. Ahí estaba de nuevo, mirando dulcemente a los transeúntes. Observando, en silencio, vislumbrando el exterior. Contemplando aquellas vidas, seguramente tristes, que podía ella inundar de color.

Estaba con sus amigas, como siempre. Reían y charlaban, pero distinguí en su mirada la sombra del dolor, sombra que le atormentaba, pese a las risas, pese al sol, pese a la alegría, a la vida y al amor. Sombras de un amor puro y alejado, de unos besos robados y unos sentimientos fríos, de llanto. Sombra que le recordaba de la vida, el vacío y el desengaño.

Se refugiaba en el sol. En las largas tardes de verano. En su cabello largo, oscuro y ondulado, en su mirada intrigante y en su suave tacto. Ahí querría también refugiarme yo, en sus labios condensados. Esos que se inundan del calor de su corazón y que a la vez ocultan el frío de sus manos.

Ahí estaba ella. Reluciente al sol. Su tez dorada brillaba por encima del horizonte de color, por encima de muchas miradas que podrían observarla, vislumbrar aquél rostro dulce de amor. 

Ahí estaba ella. Y ahí, contemplándola, estaba yo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Zanahorias, Huevo y Café ¿Cuál eres tú?

Aquí una reflexión que he leído por internet:

ZANAHORIA, HUEVO Y CAFÉ
Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar.

Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bowl.
Sacó los huevos y los colocó en otro bowl. Coló el café y lo puso en un tercer bowl.

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"

"Zanahorias, huevos y café"

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el cafe. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.Humildemente la hija preguntó:

"¿Qué significa esto, Padre?"

El le explicó que los tres elementos habian enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?.

¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"

¿Y cómo eres tú?

domingo, 5 de mayo de 2013

Besos robados


No te vayas. No me dejes. Llena mis recuerdos  de las caricias de tus manos. De los besos furtivos sin nombre, de los gemidos y besos robados. Bésame como antaño. Dime palabras bonitas, a medias verdades, rózame con tus labios difamados.

Quiéreme falsamente y sonríeme como hace años. Mírame. Despierta. Volvamos a ser vanos. Efímero romance furtivo a las vistas de afectados. Tócame como antes. Con la pasión de dos jóvenes anonadados, jugando a ser invencibles, con un amor libre en tiempos esclavos.

Dime que me prefieres. Que no abandonarás este paso. Dime que me quieres aunque sea falso. Despierta en mi almohada con tu perfume caro. Imprégname de tu olor. De tus caricias y tu tacto.

Rompe mis ilusiones y mis sueños, déjalos desvalijados. Mis deseos infantiles y mis roncos cantos. Dime que no me amas y que todo ha sido un juego caro. Vete con ella y utilízame. Déjame llorando.