No ha muerto. La ha matado.
No quería dejarle, reunió el valor y le dejó.
Y le denunció.
Él amenazó con matarla.
Le pinchó las ruedas del coche.
La seguía sintiendo suya.
Le volvió a denunciar.
Orden de protección de 200m.
Y fue tan fácil como presentarse delante de ella con una navaja, arrastrarla del pelo y meterla al coche.
O mía o de nadie, puta.
Has tenido los cojones de denunciarme.
Casi puedo sentir su miedo, el corazón a 1000 sabiendo que iba a cumplir lo que tanto había anunciado.
Me va a matar.
Nunca veré la cara de mis hijos.
No podré averiguar si existe otro tipo de amor que me merezco.
Dile a mi madre que le quiero...
Esta chica era más pequeña que mi hermana. Y ahora no está.
Porque él no quiso que estuviera.
Aún se cuestiona el machismo.
Aún se cuestiona la Violencia de Género.
Pongámonos en la piel de los últimos minutos de vida de esta chica.
Y de su familia
Sólo con la empatía podemos empezar a cambiar las cosas.
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