Éramos de verdad. Pudimos ser eternos. Éramos los amigos
irremediables con la atracción de terciopelo. Pudimos tener el mundo a nuestros
pies. Pudimos tener un amor férreo. Mas los egoísmos ganaron a los recuerdos.
Las infidelidades ganaron a la posibilidad del amor puro y las mentiras ganaron
a lo sincero. Las farsas pigmentadas con sonrisas enmascaradas, con miradas a
todos y a nadie, con sentimientos secos. Triángulos sin vértices, mesas con
patas inaguantables. Amores imposibles. Quebrados sueños.
Ilusiones al horizonte melancólico de la utopía. Sueños
ilusos. Imágenes ficticias. Corazones que gritaron pasiones escondidas. Miradas
inalcanzables… ¿Acaso no me veías? Me
oíste, y me vio también tu alma herida. Los pasos entrelazados no encontraron
salida. Lo supe. Lo supimos. Sentimos la caída. El abismo de la imaginación se
abrió paso para poder vislumbrar la utopía. El riesgo. El miedo. El rencor. La melancolía.
Antes de rendirnos pudimos ser eternos. Lo sé.
Y tú lo sabías.
Me paseo por aquí a menudo, pero nunca dejo huella, mas hoy...
ResponderEliminarTienes un don ( bueno, en realidad tienes muchos), no pierdas esa chispa, alimenta tu fuego y lo veras crecer entre los ojos de la noche.
Un beso enorme,
te recuerdo cada día
Muchas gracias! Me alegro mucho de que lo leas, y te guste. Este blog es parte de lo que soy, de lo que tengo dentro y me gusta compartirlo, es compartir algo de mí =).
EliminarSe agradecen mucho tus palabras, más viniendo de tí. ¿Crees que podremos tomarnos algún día un café?
Un beso tremendo.
El lacrimal vive a la orilla del ojo y crean vecindario. Uno produce la lágrima para lubricar y sanar, y el otro hace que tenga sentido esa gota que se vierte sobre él. Habrá ojo con lágrima o sin lágrima, cuando aparezcan exprimidas por la risa o la amargura de entrañas, o la provoque la mota que ha llegado en vuelo o cuando no haya motivos ni provocaciones para la lágrima. Oh, sí, habrá ojo. Pero, todavía más, habrá quien vea con filtro de lágrima o sin ello. Ella solo ayuda al ojo, no le interrumpe el horizonte; se lo colea a veces con claridad de agua, otras veces con barniz de tristeza. Pero, bienaventurado el ojo que no se detiene en la lágrima. Habrá razones para su agua, emergentes de tan de dentro, y aun así seguirá viendo, allí donde no llegan las lágrimas habituales, sino las que toman misión de esperanza. Y si pesan los motivos para no evitar el llanto, tanto más pesarán otros para seguir viendo; más aún, observando; más todavía, contemplando. Habrá además otros tantos ojos amables mirando a quien mira con lágrima o sin ella, con la simplicidad del estar ahí, de un estar ahí tan necesario, porque juntos, haciendo vecindad y, si es posible, amistad, harán manojos de miradas donde la lágrima no solo se mitiga, sino que triunfa en verdad y ya no solo gime, sino que también canta.
ResponderEliminarQue Dios bendiga tus lágrimas y todos tus caminos. La valentía no se improvisa y tú ya das lecciones. Otro poco más y serás maestra consagrada de esperanza.
Muchas gracias. Muy bonito lo que has escrito sobre el ojo y la lágrima, y bien cierto es. Por todos los ojos con lágrimas que siguen viendo, y por aquellos ojos que acompañan :)
EliminarDicen que las mejores historias, son las que acabaron, o las que nunca llegaron a ser...
ResponderEliminaren realidad no lo he escrito por nadie. Puede tener muchos nombres, y a la vez ninguno. Como todo lo que escribo :)
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