La
opresión del corazón que recuerda lo que
aún quedará por conocer. La sombra intangible de los deseos premeditados,
negados y silenciosos que no se lograrán dejar ver. La
mirada inocente del fantasma inalcanzable que se desvanece a mis pies.
El
abismo, la nada. La nube que oculta cual niebla engañosa la ciudad encantada que disfrutar, que
recorrer.
La
soledad fraguada tras un sumidero pedregoso. El cansancio, el dolor.
La sábana arañada del fin, del adiós. De la muerte.
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