No puedo insultarte.
No puedo golpear a un recuerdo.
No puedo arañar la cara
de alguien que ya no está ahí.
No puedo odiar al propio miedo.
Aún en la distancia
me haces daño,
Aún pese al olvido,
me hieres.
El ser inerte
de tu presencia
no se marcha
pese al paso de los años.
Aún me duelen los engaños.
Aún tengo las marcas
de los bofetones
silenciosos
de tu
nombre.
Aún.
Aún me dueles.
Aún huele en mi memoria
A las noches de invierno y autoengaño.
Aún lloro en la penumbra.
En la almohada.
Recordando aquellos días.
El silencio
es más tormentoso
que el olor a quemarropa.
Que el dolor físico.
Más aún.
Puedo aguantar golpes;
Tengo una coraza para eso.
Pero aún
me pesa el daño de dentro.
El de verdad.
El dolor psicológico y emocional.
Os lo aseguro,
Ese lastra mucho más.
Y sé que aún necesito tiempo
para que las heridas
comiencen a sanar.
Aún no tengo callo.
Aún está mi corazón pesaroso.
Aún me dueles.
Ya no te quiero.
Pero aún tengo miedo a tu odio.
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