PRÍNCIPES Y
PRINCESAS DE UN NO CUENTO
Hemos aprendido que
Ya nadie cree sin fundamento.
No buscamos princesas ni príncipes de cuento
Sabemos que el amor
se puede encontrar antes
o después de follar.
Y no nos importa.
Hemos dejado de ser mentes ilusas que buscaban heridas que
cicatrizar,
Para echar sal en la piel abierta
Y aprender nosotros a vivir con ellas
Sin una media naranja que nos ayude a madurar.
Hemos aprendido
que el juego se aprende cuando te decides a jugar
Que nos llena de adrenalina
y nos saca de ser meros autómatas
Por los caminos de la vida.
Esos caminos que hemos decidido explorar solo
Con manos amigas
Sin que te lleguen a agobiar.
Por miedo a enamorarte, quizás, claro.
O por miedo a simplemente dejar de ser
Lo que habías decidido ser.
O porque simplemente no quieres cambiar.
Hemos aprendido
Que se aprende más entre los lunares de una espalda
Que mirando al infinito,
Que ocultan más secretos los silencios
Que las adivinanzas,
Que el cielo se puede encontrar
Más abajo de un ombligo.
Hemos aprendido
Que no somos zombies.
Somos hormonas y emociones,
Pieles y sentimientos
Que se unen todos en uno
Enlazados en dos cuerpos
Que deciden conocerse
Jugando, a veces
Con el lado oscuro de la pasión y el fuego.
Y nos gusta. Y no hay decoro ni arrepentimiento.
No hay justificaciones vagas, ni unicornios de cuentos.
Las princesas llevan tacones en la cama
Y los príncipes…
Te besan en el cuello.
Chica Salada
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